Su carrera necesita un poco de suerte. He aquí cómo cultivarlo.
por Thomas Roulet, Benjamin Laker

Muchos de nosotros empezamos con una visión muy clara de cómo queremos que sean nuestras carreras. Tal vez soñaba con conseguir un puesto altamente especializado en una organización prestigiosa o en una startup. Tal vez se imaginó a sí mismo como un próspero autónomo o un artista muy solicitado.
A pesar de visiones tan específicas, a la mayoría de nosotros nos cuesta encontrar el trabajo que creemos que queremos. ¿Por qué ocurre esto?
Porque nada es solo cuestión de estrategia, planificación meticulosa y preparación. Cada oportunidad de la vida tiene un elemento de aleatoriedad. Por ejemplo, uno de nosotros (Thomas) quería ser banquero de inversiones. Sin embargo, tras una ardua búsqueda de trabajo, consiguió un puesto de analista de investigación en un centro de estudios. Allí conoció a un colega al que le apasionaba el mundo académico y Thomas se inspiró para cursar estudios superiores. Esa elección cambió toda su trayectoria profesional. En la actualidad, Thomas es profesor en Cambridge.
¿Aleatorio? Un poco. Pero este tipo de aleatoriedad —o azar— puede ayudarnos a encontrar nuevos y gratificantes autodescubrimientos. A veces debemos confiar en que la aleatoriedad puede llevar a resultados positivos o a golpes de suerte inesperados. Esto se llama serendipia.
Imagínese si, en lugar de intentar encajar en una versión idealizada de su futuro, se dejara sorprender. Entra en la fuerza laboral con una mente abierta más que con un deseo. No lo estamos desalentando de planificar o prepararse. Le sugerimos que busque suerte poniéndose intencionalmente en situaciones que amplíen su zona de confort y lo lleven a aprender más sobre lo que le gusta y en lo que es bueno.
La serendipia es, en última instancia, una habilidad que puede construir. Estas son algunas estrategias que le ayudarán a guiarlo y, con suerte, a conseguir un trabajo más satisfactorio que el que buscaba inicialmente.
Mantenga la mente abierta.
La realidad de un trabajo y, lo que es más importante, de una profesión, es muy diferente de lo que se imagina. Cuando nos imaginamos en un puesto, a menudo imaginamos el trabajo que vamos a realizar como un conjunto de tareas y resultados. Nos olvidamos de tener en cuenta otros aspectos importantes del trabajo: las personas con las que trabajaremos, las relaciones que forjaremos, las oportunidades de aprendizaje que se nos darán (o no) y la cultura empresarial. Del mismo modo, una carrera no consiste en progresar de un puesto a otro. Depende de quién nos patrocine, en qué áreas brillamos y qué puestos estén disponibles en un momento específico.
Mantener una mentalidad abierta nos permite experimentar de manera más amplia con los distintos componentes que componen un papel, mientras que limitarnos a un objetivo rígido también puede limitar nuestra comprensión de lo que es posible. Además, investigación demuestra que la información sobre las oportunidades laborales puede provenir de los lugares más inesperados: conversaciones en una fiesta navideña, durante nuestros viajes al trabajo o, como en el caso de Thomas, de nuestros propios colegas.
Puede abrirse intencionalmente a caminos fructíferos e inesperados practicando la «creación de redes fortuitas» o conectándose con otras personas para conocerlas, conocer sus puntos de vista y sus historias. La meta no es centrarse demasiado en un objetivo claro, sino simplemente mantener una conversación por la alegría que le brinda. Estas interacciones tienen como objetivo mantener su curiosidad, enseñarle cosas nuevas y empujarlo a imaginar diferentes formas de pensar sobre su carrera.
Si se siente atraído por la historia o la experiencia de alguien, ahonda más. Hágales preguntas sobre cómo descubrieron su pasión, lo que han aprendido y lo que les gusta o no les gusta de su puesto o industria. Mientras escucha, piense en las partes de su vida que lo entusiasman, alimentan su creatividad y le inspiran un sentido de propósito y valor. Visualizar las cosas que tienen el potencial de cumplirlo le ayudará a desvelar deseos o aspiraciones que quizás no haya reconocido antes.
Acepte el cambio como fuente de oportunidades.
La serendipia exige que aborde el cambio —ya sea relacionado con la carrera o no— desde un punto de vista de posibilidad y no de miedo. Por supuesto, el cambio va a resultar incómodo y difícil a veces, pero puede abrir nuevas posibilidades. Por ejemplo, la devastadora pandemia de la COVID-19 también ha llevado a tener en cuenta otros temas relacionados con la igualdad, la justicia y la crisis climática. Desde una perspectiva laboral, hemos visto el surgimiento de nuevos puestos, habilidades y, a veces, trayectorias profesionales completamente nuevas.
Piense en una historia que una de nuestras alumnas compartió recientemente sobre su trayectoria durante esta época: En los primeros meses de Covid, Nikita (no es su nombre real), una estudiante de química, abrazó su pasión por el acondicionamiento físico y creó una marca de mucho éxito en las redes sociales. Con el tiempo, este «trabajo paralelo» no solo la ha ayudado a explorar una trayectoria profesional completamente nueva, sino que siente que se ha vuelto más segura, apasionada y optimista con respecto a su futuro. En lugar de rehuir el cambio, lo utilizó como plataforma de lanzamiento.
Serendipia, entonces, parece dejarse llevar por la corriente y confiar en que surgirán nuevas oportunidades con el tiempo. Las tecnologías en constante evolución siguen haciendo evolucionar el futuro del trabajo, pero siempre habrá una demanda de determinadas habilidades en el mercado laboral. Puede aumentar sus posibilidades de tener suerte entendiendo y desarrollando las habilidades que son valiosas en todos los sectores, como la resiliencia, la empatía, la comunicación clara y, como Nikita, la capacidad de adaptarse y aceptar el cambio.
Lanzar una red amplia.
Un ingrediente esencial de la serendipia es la confianza. Confía en algo más allá de sí mismo para decirle lo que es correcto para usted. En lugar de asumir una posición que todo lo sabe, acepta que todavía tiene que averiguar las cosas y encontrar la humildad en eso.
Prácticamente, esto parece confiar en que los empleadores lo reconozcan por sus habilidades y experiencia. Empiece por ponerse en contacto con los posibles reclutadores cuyo trabajo y cultura le parezcan atractivos. Envíe su currículum o cartera a una amplia gama de gerentes de contratación de diferentes industrias y sectores (en LinkedIn o en sitios de trabajo). No se limite: solicítese a todo lo que despierte su interés. Su objetivo es dar a conocer su nombre en el universo y dejar que los reclutadores acudan a usted. Es una forma de crear suerte o «tentar al destino».
Ser proactivo con este paso también puede ayudarlo a alejarse de las expectativas y ansiedades tradicionales de dejarse engañar por un reclutador. La esperanza, aquí, es que las oportunidades que se le presentan lo encuentren. Puede haber ocasiones en las que un reclutador evalúe sus habilidades y lo encuentre con un puesto que no le interesaba al principio, pero ese es el más adecuado. Otras veces, puede que reciba noticias de los lugares que menos esperaba.
Si bien es bueno tener una visión clara para el futuro, no debería ser definitiva. Estos tres pasos tienen como objetivo animarlo a explorar, olvidar lo que ha planeado y estar abierto a lo que es posible. Cuando es flexible con sus sueños, puede abordar su carrera desde un lugar de imprevisto, positividad y confianza en que, en última instancia, todo encajará.
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