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Aprender lo que le importa es clave para las decisiones que toma en su vida. La autora Jennifer Nash comparte cómo redescubrió sus valores durante un taller.

  • Como una exitosa profesional y una nueva emprendedora, Jennifer pensó que estaba contenta con su vida hasta que se dio cuenta de todo lo que había sacrificado para lograrlo: amistades, finanzas y familia.
  • Durante el taller, aprendió que ser vulnerable y abierta al cambio la ayudaba a gestionar mejor la incertidumbre.
  • Comparte tres actividades que la ayudaron a aprender más sobre sí misma: un concepto de rueda salvavidas, un mapa de viaje y una reformulación de su forma de pensar.

••• A principios de este año, asistí a un taller de tres semanas para ayudarme a mejorar mi productividad y mi bienestar. Al entrar en mi primera sesión, todo parecía normal. Conocí a otras 19 personas de todo el mundo, nos presentamos y, luego, nos pidieron que realizáramos un ejercicio de autorreflexión. Nos entregaron a cada uno una hoja de papel con un círculo impreso en el centro. El círculo se dividió en ocho segmentos iguales: Carrera. Romance. Salud. Familia. Relaciones. Espiritualidad. Divertido. Finanzas. Dentro de cada segmento, nos pedían que escribiéramos un número para mostrar lo «satisfechos» que nos sentíamos en esa área de nuestras vidas, con uno muy insatisfecho y 10 muy satisfecho. Recorrí el círculo. Cuatro para divertirse, dos para la familia y uno para las finanzas. Solo habían pasado unos minutos y ya estaba teniendo una crisis existencial. Acababa de empezar un nuevo negocio, tenía un gran éxito en el mundo empresarial y acababa de hacer un doctorado en una de las mejores escuelas de investigación. Pero nada de eso me pareció para tanto cuando miré mi sábana. «¿Jennifer?» llamó el facilitador. «¿Quiere compartir sus resultados con nosotros?» Me quemó la cara. Mi cuerpo se encogió en la silla. Estar vulnerable frente a 20 desconocidos, a los que conocía desde hacía menos de dos horas, era como entrar en el centro de una zona de combate. Soy una persona muy reservada. En el mundo empresarial, estaba alerta para no ponerme mi cara de juego y no dejar que mis compañeros de trabajo me vieran sudar. Todavía estaba descubriendo cosas como emprendedor. Un año después de mi empresa emergente, me costaba atraer a los clientes adecuados, comercializar mis servicios, encontrar un equilibrio entre mi vida laboral y personal y evitar el agotamiento. Mis finanzas tampoco parecían ir por buen camino. Sin ningún lugar donde esconderme, empecé (a regañadientes) a compartir mis resultados. Un par de minutos después, vi suaves asentimientos de los otros miembros del grupo. No parecía un juicio. Parecía que me habían entendido. Me sorprendió. Algo dentro de mí se movió. Había derribado un poco mis paredes y me sentía mejor. Más adelante en el taller, tuve una revelación. ¿Y si, de ahora en adelante, me atreviera a revelar más partes emocionales de mí que había mantenido encerradas con tanto cuidado? Durante el resto del taller, hubo varias otras actividades, incluidas clases de yoga y sesiones de meditación, que me desafiaron a revelar mis vulnerabilidades. Cada persona del taller se llevó sus propias pepitas de oro. Para mí, fue darme cuenta de que ser vulnerable y abierto al cambio reducía mi deseo de controlar la incertidumbre y me permitía estar en el momento presente. Para otros, fue dar un acto de fe y, finalmente, decidir crear su propio negocio, adquirir una nueva habilidad o pensar de manera diferente sobre la seguridad y el riesgo. Cuando volví a mi vida después del taller, me llevé estas clases conmigo. Empecé a delegar mi carga de trabajo. Contraté un equipo pequeño para apoyar el cambio de marca de mi empresa. Cuando me enfrenté a desafíos, pedí orientación a amigos, compañeros y expertos de confianza en lugar de tratar de lograrlo todo por mi cuenta. Ojalá hubiera aprendido esta lección al principio de mi carrera. Cuando acaba de empezar o está haciendo la transición a una nueva organización, es difícil encontrarle sentido al lugar de trabajo. No es fácil saber lo que valora. Espero que este artículo le ayude a aprender más sobre sí mismo, a identificar dónde concentrar su tiempo y energía y a convertirse en la mejor versión de sí mismo. Durante este taller, tres ejercicios en particular me ayudaron a ganar claridad y a aprender más sobre mí mismo. Ahora quiero compartirlos con usted con la esperanza de que le resulten igual de útiles. ## **1. Complete una «Rueda salvavidas»** El concepto de rueda lo creó originalmente Paul J. Meyer, fundador de Success Motivation Institute, Inc. Dibuje un círculo y divídalo en ocho partes. Nombre cada segmento para una parte de su vida, como el trabajo, las relaciones, la salud, las finanzas, los amigos, la familia, la diversión, el aprendizaje, el crecimiento personal, etc. Luego, para cada segmento, dibuje una línea desde el centro del círculo y marque 10 puntos. El punto más interno es 1 (satisfacción baja), mientras que el punto más externo es 10 (satisfacción alta). Ahora, para cada cuña, resalte un punto para indicar qué tan satisfecho se siente con esa parte de su vida. Luego, conecte los puntos en diferentes cuñas para crear un «diagrama de araña» que le ayude a hacerse una idea de dónde está satisfecho, dónde no está satisfecho y qué áreas necesitan más atención. * * * ![](https://hbr.org/resources/images/article_assets/2020/11/W201105_ASCEND_NASH_WHEEL-140x300.png) * * * Para las áreas que necesiten más atención, anote tres pequeñas medidas que pueda tomar hoy mismo para empezar a mejorar esos aspectos de su vida. ## **2. Crear un «mapa de viaje»** Divida su vida en cuatro fases de desarrollo: infancia, adolescencia, edad adulta temprana y actualidad. Eche un vistazo a su vida y reflexione sobre los acontecimientos más importantes que se produjeron o las decisiones que tomó. Puede ser cualquier cosa: empezar la escuela en una nueva ciudad, solicitar ingreso a la universidad, mudarse de la casa de sus padres, votar por primera vez o enfrentarse a la muerte de un ser querido. * * * ![](https://hbr.org/resources/images/article_assets/2020/11/W201105_ASCEND_NASH_MAP-96x300.png) * * * Para cada evento o decisión, incluya los siguientes siete puntos de datos en el mapa: - Su edad en el momento del hecho o la decisión - El nombre del hecho o la decisión - ¿Por qué le llamó la atención este hecho o esta decisión? - ¿Qué creía que era cierto acerca de este hecho o decisión en ese momento? - ¿Cuál fue la principal emoción que sintió por este hecho o decisión? - ¿Qué emoción siente ahora por el hecho o la decisión? - ¿Qué cree que es cierto ahora acerca de este hecho o decisión? Al revisar el mapa, ¿qué patrones observa? ¿Dónde se sintió más feliz? ¿Dónde se sintió más satisfecho? ¿Dónde se sentía más atrapado? ¿Qué creencias o comportamientos necesita cambiar o cambiar para seguir adelante? Anote tres creencias o comportamientos nuevos que le ayuden a avanzar hacia su futuro ideal. ## **3. Cambie de opinión** Revise su rueda salvavidas y su mapa de viaje. Observe las palabras o frases «no puedo», «no lo haré», «no podría», «no __ lo suficiente» o «tengo que ___». Algunos ejemplos son: «No puedo hacer eso», «No soy lo suficientemente inteligente», «No tendré éxito» o «No podría ser músico profesional porque tengo que ganarme la vida». Reconózcalas como creencias limitantes o patrones de pensamiento negativos que ha adquirido a lo largo de la vida. Elija una creencia limitante que le llame la atención o una que se produzca con más frecuencia. ¿Qué beneficios le ha dado esta creencia? ¿Cómo le ayuda o le impide lograr la forma de su rueda ideal o su futuro? Determine si está preparado o no para dejarlo pasar. Si está preparado para dejarlo pasar, reconozca los beneficios positivos que le ha proporcionado en el pasado y, a continuación, libérelo. Por ejemplo: «Tengo que vigilar a todos mis compañeros de equipo». Si bien esta creencia puede convertirlo en un colega útil, también puede traducirse en microgestión. ¿Qué creencias nuevas y positivas quiere sustituirlas? Escríbalas. Repita este proceso para tantas creencias limitantes como quiera cambiar la programación. Cuando tenga claridad sobre quién es, adónde quiere ir y cómo quiere presentarse, podrá redescubrirse a sí mismo, dejar que su luz interior brille y revelar su yo auténtico al mundo.