Think Like an Entrepreneur, Act Like a CEO

Aprende a detectar oportunidades como un emprendedor y a impulsar el progreso como un director general.

Hacer carrera solía significar trabajar para el mismo empleador durante muchos años, ascendiendo gradualmente hasta la cima. Pero los tiempos han cambiado.

Las carreras modernas son impredecibles, y la mayoría de nosotros tendremos muchos trabajos a lo largo de nuestra vida. Eso significa que es más importante que nunca aprender a negociar el cambio siendo resistente y adaptable. Algunas personas tienen un don para estas habilidades, pero depende del resto de nosotros aprenderlas.

Los que lo hacen, suelen acabar con una mentalidad muy particular: piensan como un empresario, buscando nuevas oportunidades y proponiendo nuevas ideas. Y actúan como directores generales, asumiendo responsabilidades, planificando con antelación y manteniéndose anclados en sus valores fundamentales.

Beverly E. Jones presenta una colección de 50 consejos para cultivar ambas cualidades. El siguiente resumen destila algunos de los mejores, centrándose en aprender a gestionar los puntos cruciales de los cambios profesionales como un profesional.

En este resumen, aprenderás:

  • por qué necesitas tener un plan desde el primer día;
  • por qué es crucial mantener la clase cuando estás a punto de salir por la puerta;y
  • por qué rechazar un cumplido es una oportunidad perdida.

Para empezar con buen pie una nueva empresa, elabora un plan.

Los nuevos comienzos son emocionantes, pero para empezar con buen pie hace falta algo más que una actitud positiva, algo que la autora, Beverly E. Jones, aprendió por las malas.

Para empezar con buen pie, hace falta algo más que una actitud positiva, algo que la autora, Beverly E. Jones, aprendió por las malas.

En su primer día en un bufete de abogados de Washington, hace 30 años, tuvo una acogida sorprendentemente fría. Un socio mayoritario llegó a decirle que no entendía por qué sus colegas la habían contratado. Le dijo que tendría que demostrar su valía para conseguir trabajo dentro del bufete. Pasó su primer día sin nada que hacer: nadie le ofrecía trabajo y ella no se había preparado nada.

Las cosas mejoraron rápidamente, en parte porque enseguida aprendió algo del desastre del primer día: nadie más iba a conseguir que tuviera éxito, tenía que hacerlo ella misma. El segundo día ya había empezado a planificar formas de mantenerse ocupada, gestionar a los clientes y hacer que los demás dentro de la empresa se dieran cuenta de lo que ella podía hacer.

En la actualidad, los empresarios no tienen que preocuparse por sus clientes.

Hoy en día, un empresario probablemente haría un mejor trabajo incorporándote a un nuevo puesto de trabajo. Pero crear tu propio plan para el éxito sigue siendo crucial, y algunos trucos pueden ser de ayuda.

Consigue tu propio plan para el éxito.

Averigua qué quiere tu jefe. Vigila su horario, cómo prefiere comunicarse y qué necesita para mantener contentos a sus jefes. ¿Cómo suele compartir la información con sus subordinados y superiores? No esperes que te cuente estas cosas.

Cuando empieces a instalarte, fíjate objetivos realistas en los que puedas trabajar a corto plazo. Establecer prioridades y alcanzar objetivos te ayudará a mantenerte en el buen camino. Los temas de alta prioridad pueden incluirse en esto, pero también las cosas pequeñas y alcanzables, como programar reuniones introductorias con nuevos colegas.

Ponte en marcha.

Esfuérzate intensamente durante cuatro a seis semanas, dedicando una atención extraordinaria a poner en marcha tu nueva empresa. Despeja tu calendario para centrarte en el trabajo: no será sostenible a largo plazo, pero no tiene por qué serlo. Fija una fecha límite para la transición de vuelta a una vida más normal, satisfecho de que el intenso trabajo que has realizado es una inversión inicial que merece la pena. Es probable que este paso no sea fácil pero, como director general de tu propia carrera, sentar las bases para el éxito futuro es crucial.

Mientras tanto, no pierdas de vista tu estrés mientras te adaptas a un entorno nuevo y desconocido. Asume la responsabilidad de gestionarlo y asegúrate de invertir tiempo en un programa de ejercicio físico que te ayude a mantener la cabeza fría y la energía. La única persona que puede mantenerte sano y funcionando al máximo de tus posibilidades eres tú.

Incluso en las grandes organizaciones, una mentalidad emprendedora es una ventaja.

Cuando Jones empezó a trabajar en su primer bufete de abogados, se dio cuenta de que los abogados de éxito eran los que cultivaban a sus propios clientes, comportándose de hecho como emprendedores dentro de la gran empresa. Ella aprendió a hacer lo mismo, lo que también significaba promocionarse, hacer mucho trabajo facturable y vigilar la cuenta de resultados asegurándose de que ganaba lo suficiente para cubrir lo que le costaba al bufete contratarla.

Con el tiempo, se dio cuenta de que el éxito de su carrera no se limitaba a los clientes.

Con el tiempo, se dio cuenta de que toda gran organización es un conjunto de pequeñas empresas. Y esas pequeñas empresas prosperan cuando cada empleado cultiva una mentalidad emprendedora.

Hay incluso un término para quienes lo hacen: intraemprendedor.

Un intraemprendedor toma la iniciativa encargándose de lo que hay que hacer, se le pida o no. Los intraemprendedores tienen el empuje necesario para llevar a cabo el "primer borrador" de las ideas hasta que se convierten en productos pulidos y rentables.

Cualquiera puede cultivar una mentalidad intraemprendedora, aportando una vitalidad totalmente nueva a un trabajo existente.

Para ello, en primer lugar, asegúrate de que comprendes la misión general de la organización para la que trabajas. Esto es fundamental, ya que un intraemprendedor necesita fijar sus objetivos y elaborar planes para alcanzarlos, algo que debe estar en consonancia con las estrategias colectivas.

Lo mismo cabe decir de los aspectos prácticos.

Lo mismo ocurre con las cuestiones prácticas: debes conocer las funciones básicas de tu empresa y tener una imagen mental de cómo funcionan en tu lugar de trabajo. Comprende los papeles que desempeñan las divisiones de marketing y ventas, por ejemplo, y también cómo encajan en el cuadro los recursos humanos y los asuntos públicos.

Céntrate en las personas para las que trabajas: tus clientes. Esto significa las personas que compran los productos que creas, y también personas como tu jefe o compañeros de trabajo que confían en tu trabajo para hacer el suyo. ¿Qué quieren y necesitan estas personas? ¿Cómo piensan?

Por último, siéntete cómodo con un amigo conocido de los emprendedores: el fracaso. Los empresarios que triunfan se acostumbran a aprender del fracaso, lo que significa que el miedo a éste nunca les impide arriesgarse o esforzarse por innovar. Empieza a aliviar tu miedo al fracaso buscando situaciones en las que no haya garantías de que vayas a tener éxito. Si eres un pésimo bailarín, por ejemplo, prueba a apuntarte a una clase de baile. Vive la experiencia, disfruta de lo que puedas y comprueba lo poco que hay que temer a no sobresalir.

Luchar contra el rechazo es normal, y hay formas de afrontarlo.

El rechazo es un rito de paso para las personas que se esfuerzan por alcanzar la grandeza, y sin embargo la mayoría de nosotros seguimos luchando contra él.

Por ejemplo, Paul, uno de los clientes de la autora. Le rechazaron para el trabajo de sus sueños a pesar de ser un profesional altamente cualificado y con grandes logros. Sabía que se comparaba favorablemente con su principal competencia para el puesto, y se sentía seguro de sus posibilidades de ser seleccionado.

Cuando se enteró de que no le habían elegido, Paul informó al autor de que, además de sentirse intensamente frustrado, también se sentía enfadado por su frustración. Estas emociones, pensó, no sólo eran impropias, sino que, sencillamente, no eran la forma correcta de manejar el rechazo.

Una de las técnicas que el autor enseñó a Paul fue a analizar sus sentimientos a través de la escritura. Siguiendo la sugerencia del autor, tomó notas sobre lo que experimentaba, intentando describir las cosas con precisión. Se distanció de la emoción observando detalladamente el dolor que sufría.

Otra estrategia basada en la escritura es la escritura.

Otra estrategia basada en la escritura que puede ayudar con el rechazo es llevar un diario de gratitud, que ayuda a amortiguar los pensamientos negativos. Anotar las cosas por las que estás agradecido durante unos minutos al día ya puede tener un gran efecto. Por un lado, ayuda a mantener a raya las preocupaciones: sentir gratitud reduce la actividad de la parte del cerebro asociada a la ansiedad.

Por último, tanto una cara de juego como una actitud amable pueden ayudar a mantener las puertas abiertas en el futuro. En el caso de Paul, le ayudó hablar honestamente de su decepción, y pudo discutirlo con personas como su pareja y buenos amigos, que le apoyaron y le ayudaron a mantener las cosas en perspectiva. Pero era igualmente importante mantener una conducta profesional con el resto del mundo. A pesar de su decepción, Paul se esforzó por dar las gracias a las personas implicadas en el proceso de contratación. Esto le reportó beneficios más tarde, cuando uno de ellos se puso en contacto con él y le ayudó a conseguir un trabajo que le convenía incluso más que el que había perdido.

Las decisiones de Paul le ayudaron a ser más resistente y a encontrar el lado positivo en un duro revés. Y lo hizo asumiendo la responsabilidad de su proceso, como haría un director general. Eso le ayudó no sólo a superar el momento difícil, sino a aumentar su capacidad para afrontar retos similares en el futuro.

La mentalidad de un director general te mantiene firme cuando el cambio es constante.

Es difícil construir algo en medio del cambio. Pero te guste o no, los cambios ocurren: las transiciones, fusiones, adquisiciones y liquidaciones forman parte del paisaje del mundo profesional.

Cambios en la empresa.

Andrea, una de las alumnas de la autora, es una experta en sobrevivir y prosperar en tiempos de incertidumbre.

Algunos de sus consejos evitarán que te paralices cuando se avecinen cambios.

Para empezar, Andrea siempre está preparada para el cambio porque piensa como un director general. Eso significa que se centra en el panorama general, asegurándose de que entiende su sector y los factores que lo afectan. Esto significa vigilar el mercado en el que trabaja, el marco normativo de su sector, los cambios en el entorno político y las innovaciones en el horizonte. Saber todo esto ayuda a Andrea a ver los cambios que se avecinan y a estar preparada cuando lleguen.

Ver el panorama general también le impide pensar que el cambio gira en torno a ella, en lugar de lo que es: temporal e impersonal. Esto significa que, en lugar de enfadarse y quejarse, puede centrarse en afrontar la situación que se le presenta.

Mantener la calma es aún más fácil cuando has cultivado la estabilidad en tu vida fuera del trabajo. Para Andrea, esto significa equilibrar su apretada agenda laboral con la participación activa en su iglesia y el contacto con amigos, familiares y mentores.

También significa evitar la presión económica, que haría que perder su trabajo fuera un desastre. Seguir el ejemplo de Andrea significa pensarse dos veces los grandes gastos, como una casa grande. También puede significar desarrollar vías de ingresos adicionales -tal vez algo como un trabajo a tiempo parcial o una consultoría- que reduzcan aún más la presión financiera. Crear un fondo de emergencia puede tener el mismo efecto, haciéndote saber que cuentas con una red de seguridad.

Esto también tiene otra ventaja. El autor ha observado que los clientes que inician una nueva empresa paralela suelen aportar energía renovada a su trabajo principal. ¿Qué mejor manera de aumentar tu capacidad de pensamiento emprendedor que empezar algo tú mismo?

Los elogios benefician tanto a quien los da como a quien los recibe, así que hazlo con elegancia.

Aceptémoslo: recibir un cumplido puede ser duro. La autora solía creer que la modestia era la respuesta educada al elogio. Cuando era una joven profesional, incluso restaba importancia a su trabajo si alguien lo elogiaba, diciendo que no era nada o que el mérito era de otra persona.

Pero rechazar un cumplido puede ser duro.

Pero ignorar un cumplido puede devaluar tus logros. El elogiador podría creerte cuando dices "no es para tanto", lo que le llevaría a reconsiderar el valor de lo que has hecho.

También os roba a ambos una oportunidad: al fin y al cabo, un cumplido es algo más que una valoración positiva. También es un momento agradable que hace que ambas personas se sientan bien, así que lo más probable es que la persona que se acerca a ti con un cumplido se sienta positiva al respecto. Al rechazar su elogio, le estás quitando el viento de sus velas en lugar de reforzar su buen humor.

También te estás negando a ti mismo el beneficio de un cumplido, que es como una pequeña recompensa para tu cerebro. Es más, las investigaciones han demostrado que es una recompensa que aumentará tu rendimiento, si la aceptas

.

Utilizar la retroalimentación para conectar profesionalmente es un elemento vital para pensar como un empresario, que evitará que te sientas aislado mientras operas de forma independiente. Así que asegúrate de que puedes aceptar cualquier consejo positivo que te ofrezca esa conexión.

La buena noticia es que a gestionar los elogios con elegancia se puede aprender. Hay cinco pasos básicos.

Primero, acepta el cumplido. Aunque te resulte difícil y sientas que no lo mereces, empieza por decir "gracias".

A continuación, muestra tu satisfacción con el trabajo. No es inmodestia prolongar el momento agradable que comienza cuando dices "gracias". Siempre puedes reconocer que estás contento con el resultado de tu trabajo diciendo, por ejemplo, que estás orgulloso del resultado.

La otra cara de la moneda es mostrar satisfacción por el trabajo.

La otra cara de la moneda de enorgullecerte de tu contribución, por supuesto, es acordarte de incluir a los demás. Si realmente ha sido un trabajo en equipo, reconócelo como tal.

Entonces devuelve algo, si puedes ser sincero al respecto. Los elogios falsos no hacen bien a nadie. Pero si la persona que te ha hecho el cumplido ha contribuido a tu éxito, menciónalo.

Cuando el intercambio siga su curso, no lo prolongues. Si los cumplidos se prolongan más allá de un punto cómodo, no hay nada malo en cortar las cosas ligeramente: di que estás a punto de ruborizarte, por ejemplo, y sigue adelante.

El Principio del Grano de Azúcar te ayuda a abordar el cambio de carrera de forma gradual.

De adolescente, la autora tenía la grave costumbre de beber té, y siempre le añadía mucho azúcar. Sabía que no era sano, pero beber té sin ese dulzor añadido le parecía imposible.

Un día le llegó la inspiración y eliminó unos granos de azúcar de una cucharada colmada. En los días siguientes, eliminó algunos más. En el transcurso de un año, fue reduciendo gradualmente la cantidad de azúcar de su cuchara hasta que pudo beber té sin azúcar.

Desde entonces, el Principio del Grano de Azúcar, de cambio gradual, le ha ayudado a conseguir cosas, y finalmente dio lugar al Proceso del Grano de Azúcar, el proceso de cinco pasos de la autora para abordar el cambio profesional.

El primer paso es reducir la cantidad de azúcar en la cuchara.

El primer paso consiste en visualizar la carrera que deseas, del mismo modo que la autora visualizó beber té sin azúcar. Haz una lista de las cosas que te gustaría ver en el próximo capítulo de tu carrera, empezando por los pros y los contras de lo que haces actualmente.

Las cosas que te gustaría ver en el próximo capítulo de tu carrera.

A continuación, define algunos objetivos generales y alcanzables que te acerquen a tu lista de deseos: cosas como "gestionar mejor el estrés" o "perfeccionar los conocimientos técnicos". Tres objetivos suelen ser realistas para empezar.

En tercer lugar, intenta pensar en algunos "granos de azúcar" para cada objetivo: pequeños elementos que te lleven en la dirección correcta. No los llames "pasos": no se trata de que formen un camino directo, sino de que te ayuden a ponerte en marcha y a coger impulso.

Un grano suele llevar a otro, así que estate abierto a ello. Si el primer grano es asistir a un acto, y allí conoces a alguien inspirador, el siguiente podría ser ponerte en contacto con esa persona.

El cuarto paso es establecer tu ritmo. Saber lo que quieres conseguir debería darte una idea de la velocidad a la que tendrás que moverte; si tu objetivo no es urgente, entonces no hay prisa y un grano de azúcar a la semana puede ser suficiente. Lo importante es que elijas un ritmo y te ciñas a él: el proceso funciona porque te comprometes a mantener un ritmo constante y consistente.

Por último, mantén un registro de tus progresos.

Por último, lleva un registro del proceso. Eso te ayudará a marcar tu progreso, y probablemente descubrirás que examinar tu registro te ofrecerá nuevas perspectivas y nuevas ideas para los granos de azúcar. Con el tiempo, te darás cuenta de que el proceso y la mentalidad ágil y emprendedora que fomenta están creando su propio impulso: ¡puede que incluso eches de menos tus granos de azúcar una vez alcances tu objetivo!

Dejar un trabajo de la forma correcta puede crear oportunidades en el futuro.

Uno de los clientes consultores del autor, "Bill", fue despedido de su bufete de abogados con poco preaviso y una pequeña indemnización por despido. Un grupo del que formaba parte había abandonado el bufete y se había llevado a sus clientes. En el tumulto resultante, Bill fue despedido.

Bill estaba conmocionado y enfadado, pero también se tomó su tiempo para analizar las cosas objetivamente. No conocía bien a los compañeros de fuera de su antiguo grupo, así que la mayoría probablemente sólo le recordaría por haber sido despedido.

Decidido a cambiar eso, se puso en contacto con los directivos y el personal de la empresa y encontró la forma de agradecerles todo lo que pudiera sin ser insincero: cosas como la formación que le habían dado o sus contribuciones a un entorno de trabajo positivo. Luego, a lo largo de los años, hizo todo lo posible por mantenerse en contacto.

Estas acciones cambiaron la impresión que quedó de él tras su marcha, hasta el punto de que un día le volvieron a contratar como socio.

Dar una buena impresión al irse es algo que cualquiera puede hacer, y es justo el tipo de giro rápido en una situación difícil que ejemplifica el comportamiento de un director general. Aprender a hacerlo empieza con unas sencillas estrategias:

En primer lugar, informa a tu jefe de inmediato cuando te hayas comprometido con una nueva oportunidad. Puede resultar incómodo darle la noticia, pero es mejor hacerlo antes de que se entere de segunda mano. Al salir, no seas demasiado franco. Todo el mundo fantasea con decir lo que realmente piensa al salir por la puerta, pero es más importante acabar las cosas con buen sabor de boca. Incluso en una entrevista de salida, vale la pena tener cuidado con lo que dices: no siempre puedes contar con que no se corra la voz.

Cuando se trate de tu trabajo, termina las cosas bien. Termina las cosas o haz que estén lo más cerca posible de su finalización. Deja notas detalladas que ayuden a tu sucesor o a tus compañeros a asumir tus responsabilidades.

Tómate tiempo para dar las gracias a la gente. Ten en cuenta a quienes te han ayudado o han contribuido a tu éxito, y házselo saber. Sé sincero y lo más específico posible. Las notas escritas a mano son una forma estupenda de hacerlo, al igual que una visita personal.

Por último, haz que sea posible mantener el contacto. Asegúrate de que tu información de contacto sea ampliamente conocida y conecta con la gente en LinkedIn mientras aún estés a tiempo. Si quieres seguir en contacto con la gente en el futuro, no lo dejes al azar.

Conclusiones

El mensaje clave de estas conclusiones:

Las carreras profesionales ya no son "talla única", y la mayoría de nosotros tendremos nuestra buena ración de salidas y nuevos comienzos a lo largo de nuestra vida laboral. Eso significa que es vital que nos sintamos cómodos con el cambio y aprendamos a ser resistentes a cualquier cosa que se nos presente, así como a ser ágiles cuando reconozcamos una oportunidad. Una mentalidad emprendedora y la determinación de un director general pueden ayudarnos a garantizar que, sea cual sea la situación, tengamos los pies en la tierra y estemos preparados para cualquier cosa, aprovechando al máximo las oportunidades que se nos presenten.

Consejo práctico

Consejos Accionables:

Consejos Accionables:

Consejos Accionables:

Consejos Accionables.

Haz algo cada día.

Una vez que tengas un objetivo, no esperes a tener un plan maestro para empezar a trabajar en él. En lugar de eso, da pequeños pasos cada día: la acción regular te ayudará a ponerte en marcha. Siempre puedes dejar que se forme un plan una vez que hayas conseguido un cierto impulso.

Trabajar en equipo.

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