The Icarus Deception
Un código creativo para activar a tu artista interior
La revolución digital ha llegado para quedarse. Los ordenadores son cada vez más inteligentes. Los trabajos aburridos, repetitivos y seguros asociados a la rutina de nueve a cinco están desapareciendo. Esto no es necesariamente malo, pero significa que tendrás que adaptarte a la nueva economía digital.
¿Y cómo lo haces? Pues tienes que abrazar la creatividad y convertirte en un artista. Como subraya Seth Godin, el arte no consiste sólo en pintar cuadros y componer música, sino en cualquier tarea creativa que requiera pasión e ingenio. Cosas, en otras palabras, de las que los ordenadores simplemente no son capaces.
Ser artista no es fácil. Requiere dedicación absoluta y una piel gruesa. También es arriesgado: a diferencia de los antiguos trabajos de oficina, no hay un salario garantizado por tus esfuerzos. Pero es más satisfactorio y mejor para la sociedad en su conjunto. Al fin y al cabo, ¿a quién no le gustaría vivir en un mundo en el que la gente se dedicara a perseguir cosas que realmente le importan?
¿Quién no querría vivir en un mundo en el que la gente se dedicara a perseguir cosas que realmente le importan?
Pero no tienes por qué hacerlo solo. En este resumen se acaban los mitos más comunes y se ofrecen muchos consejos sobre cómo liberar tu potencial creativo interior.
En el camino, aprenderás:
- por qué salir de tu zona de confort te ayuda a hacer tu mejor trabajo;
- cómo la sociedad utiliza la vergüenza para desanimar a los demás.
- cómo la sociedad utiliza la vergüenza para hacer que la gente se ajuste a sus expectativas;
- por qué la obsesión, la vergüenza y el miedo son tan importantes para ti.
- por qué la obsesión, las agallas y la perseverancia son más importantes que el talento en bruto.
- Por qué la obsesión, las agallas y la perseverancia son más importantes que el talento en bruto.
El Engaño de Ícaro nos hace excesivamente precavidos, pero necesitamos salir de nuestra zona de confort.
"Reconocer que la zona de seguridad se ha desplazado puede ser el impulso que necesitas para reevaluar tu zona de confort."
El futuro será cada vez más automatizado. Las máquinas asumirán cada vez más tareas manuales y administrativas. Entonces, ¿qué nos queda a los humanos? Bueno, tendremos que ser mucho más creativos. Pero hemos tardado demasiado en reconocerlo.
La culpa es del engaño de Ícaro. Vivimos en una sociedad en la que nos conformamos con demasiado poco. Nos hemos tomado muy a pecho el mito griego de Ícaro, pero también lo hemos malinterpretado.
Ícaro era hijo de Dédalo, un artesano encarcelado junto con su hijo por desobedecer a Minos, el rey de Creta. Sin embargo, Dédalo tenía un plan y empezó a construir unas alas para él e Ícaro que les ayudaran a escapar. Le dijo a su hijo que no volara demasiado alto para que el sol no derritiera la cera que mantenía unidas sus alas. Ícaro no hizo caso y voló hacia el sol. Como era de esperar, sus alas se derritieron y se precipitó hacia la muerte.
Nuestra cultura se ha fijado en esta parte del mito. "¡No vueles demasiado alto!" es la lección que hemos aprendido. Pero eso no es todo. Dédalo también advirtió a Ícaro que no volara demasiado bajo, pues el rocío del mar saturaría sus alas y le arrastraría hacia abajo. Apuntar a las estrellas puede ser arriesgado, pero también lo es ser demasiado precavido.
Vale la pena recordar este segundo consejo. Si queremos prosperar, tenemos que salir de nuestra zona de confort, lo que significa que no debemos volar demasiado bajo.
Después de todo, el mundo ha cambiado. En el pasado, era posible conseguir un trabajo de oficina seguro, bien pagado y con recompensas. Ese modelo llegó a su fin en la década de 1990. Hoy en día, el empleo estable sólo está garantizado para los creativos que no tienen miedo de asumir riesgos e iniciar nuevas empresas. No hay más que pensar en startups de Internet como Facebook, lanzadas en una época en la que el éxito de este tipo de modelo empresarial estaba lejos de ser seguro.
Necesitamos aprender de ello. La nueva zona de confort tiene que ver con la creatividad y la conexión con los demás.
Hay menos guardianes y más oportunidades en la nueva economía conectada.
Cuando un gatito está en apuros, sus padres vienen, lo cogen por el cuello y lo llevan a un lugar seguro. Un mono, por el contrario, tiene que agarrarse activamente a la espalda de su progenitor si quiere escapar del peligro. En la nueva economía, los humanos tenemos que parecernos más a los monos y menos a los gatitos. Tenemos que aprender a ser más proactivos.
Entonces, ¿qué define la nueva economía? Bueno, destacan dos cosas. Está más conectada y hay menos gatekeepers.
Estas dos características están relacionadas. Como todo el mundo está conectado a través de Internet, es más difícil que los guardianes nos digan lo que tenemos que hacer o nos pongan límites. Tomemos como ejemplo los trabajos creativos. Los aspirantes a músicos o actores solían depender de la aprobación de las autoridades de sus sectores, como agentes o directores: los guardianes. Hoy, sin embargo, la gente puede tomar sus carreras en sus propias manos. Gracias a plataformas como YouTube e iTunes, cualquiera puede conectar directamente con su público objetivo y compartir su trabajo creativo.
Y eso crea un montón de nuevas oportunidades.
Piensa en la industria musical. Antes de la revolución de Internet, el camino hacia la cima estaba claramente definido. Esperabas a que una discográfica detectara tu talento, escribías un éxito y esperabas tener la suerte de que tus empleadores no te estafaran. Las posibilidades de triunfar como músico eran escasas. Hoy en día, nada de eso es aplicable. Escribe y produce una canción que sólo dos personas compren en iTunes, y habrás ganado más que los derechos de autor que habrías recibido en la época anterior a Internet por vender un álbum entero.
Pero no sólo los músicos pueden beneficiarse de la nueva economía conectada. Diseñadores, consultores, profesores y terapeutas pueden crear negocios en línea en YouTube, sitios web personales y plataformas de redes sociales y llegar a un público de millones de personas.
Necesitamos redefinir la humildad y comprometernos plenamente con nuestro arte.
"Cuando tu arte falle, haz un arte mejor"
Hay una palabra japonesa que describe lo que es comprometerse plenamente con una actividad y sumergirse en ella: kamiwaza. Traducida literalmente, significa "como los dioses". Puede que suene terriblemente arrogante, pero eso se debe a que nuestra propia comprensión de la humildad es errónea y necesita urgentemente una redefinición.
La humildad no es una palabra, sino un concepto.
La humildad no significa aceptar un mal rendimiento o no esforzarse al máximo. Al contrario, hay humildad en trabajar duro para llegar a ser lo mejor posible en algo. Cuando te comprometes plenamente con una tarea, te pierdes en ella y dejas de ser consciente de lo que haces. Eso significa que dejas de preocuparte por las opiniones de los demás. Eso es la verdadera humildad.
Cuando alcanzas ese tipo de humildad, te vuelves mucho mejor trabajando con y para otras personas, compartiendo tu mejor yo y tus logros con los demás. Te permite asumir responsabilidades y liderar a los demás tomando la iniciativa, incluso frente a los riesgos.
En este sentido, si, por ejemplo, tienes un gran sentido de la moda, sería más humilde lanzar tu propia marca de moda en lugar de seguir con tu trabajo de oficinista y realizar allí un trabajo poco inspirado. Redefinir la humildad de este modo te permite concentrarte en aportar tu mejor trabajo a la sociedad sin arrogancia ni egoísmo.
La humildad es una forma de vida.
Y hay otro punto que destacar sobre la humildad: es la condición previa para estar plenamente comprometido con tu arte. Y el compromiso es la clave del éxito: si mantienes tu trabajo seguro y te dedicas a tu arte -o a cualquier cosa que te apasione- en tu tiempo libre, es poco probable que consigas algo con ello.
Crear algo con lo que puedas salir al mundo e inspirar a la gente requiere humildad y lucha. Pero no hay garantías de que tengas éxito. A diferencia de un trabajo normal, el arte no tiene un salario fijo. Todos tus esfuerzos pueden quedar en nada. Es una dura verdad, y aceptarla requiere tanto confianza como humildad.
Para convertirte en artista, tienes que ser independiente y desarrollar agallas.
¿Qué son las agallas? No es eso que a veces se encuentra entre las hojas de la ensalada. De hecho, es uno de los activos más importantes que puede tener un artista. Para decirlo sin rodeos, si quieres ser artista, debes tener agallas.
El arte no es algo que se encuentra a veces entre las hojas de la ensalada.
El arte no es sólo pintar cuadros o componer música. Es cualquier actividad que realices de forma creativa con el objetivo de producir algo nuevo en el mundo. Tal vez sea un revolucionario sistema de atención al cliente, o una nueva forma de pintura abstracta. Sea lo que sea, necesitarás agallas para sacarlo a la luz.
Toma ejemplo de la psicóloga Angela Duckworth, autora de Grit. Señaló que mucha gente piensa que la determinación sólo significa perseverancia. Sin embargo, no son exactamente lo mismo. El valor consiste en desarrollar objetivos claros que reflejen tus verdaderas pasiones. Podría ser algo como crear una plataforma social para reunir a los defensores del medio ambiente. La visión es la clave. Una vez que sabes lo que quieres conseguir, es mucho más fácil perseverar en tu empeño por lograrlo.
Pero las agallas no son lo único que necesitarás como artista en la nueva economía: también tendrás que ser independiente de mente y espíritu. La supervisión externa se interpone en la persecución de tus ambiciones. Para ser un verdadero artista, tendrás que deshacerte de las influencias externas que controlan tu trabajo, como jefes y superiores.
La independencia también significa aprender a prescindir de la motivación externa. Para tener éxito, tendrás que ser autosuficiente. Lo bien o mal que te sientas contigo mismo y con tu trabajo no debe depender de la aprobación de los demás. Tú eres el único juez de tu trabajo.
Por último, tendrás que volverte indiferente al éxito y al fracaso. Enciende la televisión y verás cientos de artistas de éxito produciendo música desechable que pronto caerá en el olvido. El éxito no siempre refleja el verdadero valor de lo que produces. Recuerda que el hecho de que no obtengas un gran reconocimiento no significa que lo que hagas no sea genial y profundo.
La vergüenza es el mayor enemigo del artista, así que es mejor centrarse en la conexión e ignorar las críticas.
Los superhéroes pueden conseguir prácticamente cualquier cosa, pero normalmente tienen un talón de Aquiles. Piensa en Superman y la kriptonita, el mineral alienígena que le priva instantáneamente de sus poderes. Los artistas tienen que enfrentarse a su propia kriptonita, aunque es menos exótica que un material extraído en planetas lejanos: la vergüenza.
Entonces, ¿qué hace que los artistas sean tan vulnerables a la vergüenza?
Bueno, lo que les define es su completa inversión en sus esfuerzos creativos. Su trabajo es profundamente personal y extraordinariamente significativo para ellos. Por eso las críticas escuecen tanto. Imagina que tu jefe criticara tu capacidad para tomar notas precisas durante las reuniones. Probablemente no te preocuparía demasiado, ¿verdad? Pero imagina lo mal que te tomarías las críticas sobre un concepto de Startup en el que llevas meses trabajando y en el que crees firmemente.
La crítica es a menudo una forma de avergonzar a la gente. Y la vergüenza se ha utilizado durante mucho tiempo para hacer que la gente se ajuste a las expectativas de la sociedad. Los profesores, por ejemplo, a menudo intentan controlar a los alumnos con espíritu independiente que piensan fuera de la caja avergonzándoles delante de sus compañeros. La sociedad también nos impide perseguir nuestros sueños y ser libres avergonzándonos de lo que considera arrogancia o estupidez.
Eso significa que tienes que tener la piel gruesa y aprender a ignorar las críticas si quieres triunfar como artista. Al fin y al cabo, la vergüenza bloqueará rápidamente tus esfuerzos. Tu única opción es negarte a que lo que digan los demás te desvíe de tu objetivo. ¿La mejor forma de hacerlo? Céntrate en las conexiones positivas y no busques críticas y comentarios negativos. Al fin y al cabo, sólo hace falta un comentario negativo para que te cuestiones a ti mismo.
Para tener más éxito, aprende a reconocer las oportunidades volviéndote más observador.
El escritor Ray Bradbury dio una vez a los aspirantes a creativos un buen consejo. Lo más importante de todo, sugirió, era evitar quedarse atrapado en la propia mente. Ser creativo consiste en comprometerse con el mundo en lugar de pensar constantemente en él. Y si quieres comprometerte, tienes que aprender a mirar realmente el mundo.
¿Y qué importancia tiene esto? Bueno, el éxito consiste en reconocer las oportunidades. Sin embargo, normalmente vemos el mundo a través de nuestra propia visión de túnel. Interpretamos las cosas según nuestras ideas preconcebidas, lo que nubla nuestros juicios.
Piensa en la forma en que mucha gente ve las nuevas tecnologías. Se preocupan por la forma en que éstas cambiarán el mundo a peor y optan por ignorarlas. Al final, pierden todo tipo de grandes oportunidades. Si no que se lo pregunten a Fred Wilson, un inversor de capital riesgo que ha hecho una fortuna gracias a ver el mundo como es en realidad. Sabiendo hacia dónde soplaba el viento, decidió invertir en plataformas de Internet como Twitter, que se convirtió en un éxito masivo.
Los editores Alan Webber y Bill Taylor son otro gran ejemplo. Se dieron cuenta de que las Startups de Internet eran los negocios del futuro y decidieron lanzar Fast Company, una revista que cubría este nuevo sector, en 1995. Se ha convertido en un gran éxito comercial.
Lo que tienen en común estos pioneros es su habilidad para reconocer la oportunidad cuando la ven. Pero no es algo con lo que hayan nacido. Lo aprendieron entrenándose para ser más observadores.
Los pequeños detalles pueden marcar la diferencia. Haz caso al autor Paco Underhill, un hombre conocido por su atención a los detalles. Mientras asesoraba a una empresa de venta al por menor, se dio cuenta de que a las clientas les molestaba que otros clientes pasaran a su lado mientras compraban. Recomendó que las tiendas ensancharan sus pasillos. ¿El resultado? Un tremendo aumento de los ingresos.
Los verdaderos artistas se caracterizan por su obsesión por el arte y no por su estatus social.
Steve Martin es uno de los cómicos con más éxito del mundo pero, en realidad, no es tan gracioso. ¿Cómo es posible?
Bueno, el arte no tiene tanto que ver con el talento como con la obsesión. Martin es un ejemplo clásico de ello. En cierto modo, es un anticomediante: no es especialmente expresivo ni se le conoce por soltar chistes a carcajadas. Eso explica por qué pasó tanto tiempo fracasando en la carrera que había elegido, viajando a menudo por todo el país para actuar ante sólo tres o cuatro personas.
Sin embargo, no dejó que eso le desanimara. Siguió ejerciendo su oficio y obsesionándose con los pequeños detalles, como el gesto de la mano o el momento perfecto para terminar un sketch. Al final, ese trabajo dio sus frutos. Gracias a su atención a los detalles de la comedia, su faceta no cómica empezó a divertir a un público cada vez más numeroso. Era divertidísimo precisamente porque no era un cómico de cómicos. El público empezó a animarle, a pedirle que terminara los sketches y a completar las frases de Martin por él. Poco a poco, se convirtió menos en un cómico y más en un presentador y animador.
Esto demuestra que ser artista no siempre se ajusta a los estereotipos comunes. Otro concepto erróneo es la idea de que tienes que ser un alma torturada y empobrecida para triunfar como artista.
Según esa imagen, el artista es un bohemio extravagante vestido con harapos que desafía la moral convencional. Pero, al igual que la idea engañosa de que el talento es crucial para el éxito, se trata de un mito.
Piensa en las charlas TED. La mayoría de los ponentes son gente corriente, no excéntricos. A veces, incluso son ligeramente aburridos. Lo que les hace especiales es su absoluta dedicación a marcar la diferencia en los campos que han elegido. Y ésa es la marca de un verdadero artista.
Escribir cada día te hará más creativo, pero recuerda ser un jefe amable contigo mismo.
Los escritores hablan a menudo de estar "bloqueados". Pero ¿te has dado cuenta de que casi nadie sufre "bloqueo del orador"? Hablar es algo demasiado natural como para imaginarse no ser capaz de expresar las palabras. Al fin y al cabo, todo el mundo se levanta cada día, ve a la gente y habla con ella. Escribir, en cambio, es un asunto totalmente distinto. Llevar tus pensamientos al papel es a menudo el cuello de botella en el que se queda atrapada tu creatividad.
La clave está en tratar la escritura como un acto de creatividad.
La clave es tratar la escritura como el habla. Y eso significa hacerlo todos los días.
No te preocupa hablar porque es algo que haces automáticamente todo el tiempo. Si adquieres el hábito de escribir todo el tiempo, pronto descubrirás que una página en blanco ya no es tan aterradora como antes. De hecho, tu escritura adquirirá las mismas cualidades que hablar: encontrarás un flujo y, con el tiempo, tu propia voz. La práctica, como suele decirse, hace al maestro. Así que ponte como norma sentarte una vez al día y escribir sobre algo que sea significativo para ti. Mejor aún, sácalo al mundo y publícalo en un blog.
Esa misma dinámica se aplica a todo lo que quieras hacer. Si aspiras a ser cineasta, pero te sientes bloqueado cada vez que tienes una cámara en la mano, acostúmbrate a grabar todos los días. Hazlo lo suficiente y se convertirá en algo natural.
Esto requiere autodisciplina, pero es importante que recuerdes que debes ser un jefe amable contigo mismo.
Ser tu propio jefe requiere autodisciplina, pero es importante que recuerdes que debes ser un jefe amable contigo mismo.
Ser tu propio jefe suele ser más complicado que ser el jefe de otro. Hay menos límites, y es fácil acabar siendo mucho más duro contigo mismo que con los demás. La mejor forma de evitarlo es prestar atención a la forma en que te hablas a ti mismo. Esfuérzate por ser constructivo y alentador, en lugar de puramente crítico. Señala, por ejemplo, lo que has conseguido y elógiate, aunque sólo sea una pequeña cosa.
Y lo más importante, ¡deja de decirte a ti mismo que no puedes hacer algo! ¿Recuerdas a Steve Martin del resumen anterior? Ese es el tipo de actitud que debes adoptar. Qué más da si aún no eres perfecto: lo único que te hará mejorar es perseguir tu pasión sin descanso. Cuando empieces a hacerlo, estarás preparado para prosperar en el cambiante mundo actual.
Conclusiones
El mensaje clave de estas Conclusiones:
El arte tiene que ver con la creatividad, y eso es algo que puedes aplicar a cualquier campo. Tanto si eres un aspirante a pintor como si vas a abrir una nueva boutique online, pensar de forma creativa es lo que te da ventaja en la vertiginosa economía digital actual. Los ordenadores pueden hacer el trabajo monótono, pero hay mucho espacio para pensadores y creadores independientes llenos de grandes ideas y de la pasión necesaria para llevarlas a cabo. Así que deja de preocuparte por el éxito inmediato o la aprobación de los demás y sal ahí fuera.
Consejos Accionables:
Consejos Accionables:
Consejos Accionables:
Consejos Accionables.
Recuerda que el arte no siempre va a ser divertido.
Sea lo que sea lo que quieras crear, habrá momentos de lucha, desafío e incluso dolor. Pero no desesperes. Son los obstáculos a los que todo artista se enfrenta en su camino. Acéptalos y concéntrate en cuánto sufrimiento puedes soportar. La pregunta vital que tendrás que hacerte es si el producto final merece realmente la pena (normalmente es así). Eso te ayudará a aceptar el dolor como una parte inevitable de tu vida como artista. Una vez que hayas interiorizado este hecho, será mucho menos probable que abandones tu proyecto.
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