PathMBA Vault

Innovación

¿Mi mejor consejo sobre innovación? Sea promiscuo

por Scott D. Anthony

A principios de esta semana, Netflix anunció el ganador de un concurso de un millón de dólares diseñado para ayudar a la empresa a mejorar su motor de recomendación. Aunque otras empresas no deberían imitar ciegamente el programa específico de Netflix, sí deberían redoblar sus esfuerzos para compartir la carga de la innovación lo más ampliamente posible.

Netflix anunció su concurso en 2006. Los equipos tenían que desarrollar una solución tecnológica que proporcionara recomendaciones de películas un 10% más precisas que el motor interno de Netflix. El desafío llegó literalmente al alambre: como dos equipos proporcionaron resultados indistinguibles, el premio fue para el equipo que presentó su algoritmo final apenas unos minutos antes que el segundo clasificado.

Hay muchas cosas que gustan del enfoque de Netflix. Se centró en un problema “modular” (que los equipos individuales podían resolver de forma independiente) con resultados “mensurables”. Proporcionó 100 millones de valoraciones anónimas de películas a los concursantes para ayudarles a resolver el problema. Miles de equipos de todo el mundo intentaron descifrar el problema, y el equipo ganador constituyó finalmente una fusión de otros dos equipos.

Netflix planea ahora reproducir el planteamiento del concurso, creando un premio de 500.000 dólares para el equipo que desarrolle el mejor algoritmo para convertir los datos demográficos y de comportamiento en un “perfil de gustos”.

La aparentemente baja tasa de éxito del primer concurso de Netflix -menos del 0,2% de los equipos alcanzaron el objetivo de Netflix- conlleva una lección oculta. Si está dentro de una empresa y tiene un único equipo trabajando en un problema difícil, ¿cuáles son las probabilidades de que pueda vencer a las docenas o cientos de grupos que trabajan en problemas relacionados fuera de su empresa?

Muchas empresas me dirán que simplemente no disponen de recursos suficientes para la innovación. Mi primera reacción ante esta declaración es pedir a la empresa que evalúe detenidamente cómo está asignando actualmente sus resultados. Una investigación más profunda suele poner de manifiesto que un número escasamente elevado de recursos está trabajando en “proyectos zombis” que realmente no tienen esperanzas de triunfar de forma significativa. Reasignar esos recursos puede aumentar drásticamente la capacidad de innovación de una empresa.

La segunda recomendación es hacer lo que hizo Netflix y encontrar formas de repartir la carga de la innovación. No se trata sólo de organizar concursos. Se trata de implicar a los clientes en el proceso de innovación de nuevas maneras; de encontrar formas creativas de colaborar con los antiguos competidores y de aprovechar a los expertos individuales estén donde estén.

No se trata de una idea nueva -Hank Chesbrough, Don Tapscott y otros han escrito muy elocuentemente sobre el poder de las formas más “abiertas” de innovación-, pero es aún más importante cuando corren tiempos difíciles y los recursos internos son cada vez más escasos.

Las empresas no deberían llegar al extremo de externalizar la innovación. La externalización completa crea dependencia y hace que se atrofien los músculos internos de la innovación. El propio proceso de innovación -incluso los esfuerzos infructuosos- puede enseñar a las empresas lecciones importantes. Y algunas tareas sólo pueden ser realizadas realmente por innovadores internos. Como siempre, el equilibrio es fundamental.

Creo en la promiscuidad a la hora de buscar nuevas ideas. Mire en todas las direcciones posibles. Le sorprenderá lo que encuentre.