Lo que realmente enseña el método del estudio de caso
Han pasado 100 años desde que la Escuela de Negocios de Harvard comenzó a utilizar el método de los estudios de casos. Más allá de la enseñanza de una materia específica, el método de estudio de casos destaca a la hora de inculcar metahabilidades en los estudiantes. Este artículo explica la importancia de siete de esas habilidades: preparación, discernimiento, reconocimiento de prejuicios, juicio, colaboración, curiosidad y confianza en sí mismo.
••• Durante mi década como decano de la Escuela de Negocios de Harvard, pasé cientos de horas hablando con nuestros exalumnos. Para animar estas conversaciones, me basé en una de mis preguntas favoritas: «¿Qué fue lo más importante que aprendió de su época en nuestro programa de MBA?» Las respuestas de los exalumnos variaron, pero tendían a seguir un patrón. Casi nadie hizo referencia a un concepto empresarial específico que hubiera aprendido. Muchos mencionaron amistades cercanas o al compañero de clase que se convirtió en compañero de negocios o de vida. Sin embargo, la mayoría de las veces, los exalumnos destacaban una cualidad o habilidad personal, como «aumentar la confianza en sí mismos» o «la capacidad de defender un punto de vista» o «saber cómo trabajar en estrecha colaboración con los demás para resolver problemas». Y cuando les pregunté cómo habían desarrollado estas capacidades, no cabe duda de que mencionaron la magia del método de los casos. La Escuela de Negocios de Harvard fue pionera en el uso de estudios de casos para enseñar administración en 1921. Al conmemorar 100 años de enseñanza de casos, mucho ha sido[escrito](https://hbsp.harvard.edu/inspiring-minds/the-centennial-of-the-business-case-part-1) sobre la eficacia de este método. Estoy de acuerdo con muchas de estas observaciones. Los casos exponen a los estudiantes a verdaderos dilemas y decisiones empresariales. Los casos enseñan a los estudiantes a evaluar los problemas empresariales rápidamente, teniendo en cuenta el contexto organizativo, industrial y social más amplio. Los estudiantes recuerdan mejor los conceptos cuando están dispuestos en un caso, del mismo modo que las personas recuerdan mejor las palabras cuando se usan en su contexto. Los casos enseñan a los estudiantes cómo aplicar la teoría en la práctica y cómo inducir la teoría a partir de la práctica. El método del caso cultiva la capacidad de análisis crítico, juicio, toma de decisiones y acción. Hay una palabra que capta acertadamente el conjunto más amplio de capacidades que nuestros exalumnos dijeron que habían aprendido con el método del caso. Esa palabra es metahabilidades, y estas metahabilidades son una ventaja de la enseñanza de estudios de casos que quienes nunca han estado expuestos al método podrían infravalorar. Los educadores definen las metahabilidades como un grupo de habilidades duraderas que permiten a las personas aprender cosas nuevas más rápido. Cuando los padres animan a un niño a aprender a tocar un instrumento musical, por ejemplo, con la esperanza de inculcarle habilidades musicales (que algunos niños dominarán y otros tal vez no), es posible que también aprecien los beneficios que el niño obtiene de una práctica deliberada y constante. Esta metahabilidad es valiosa para aprender muchas otras cosas más allá de la música. En la misma línea, permítame sugerirle siete metahabilidades vitales que los estudiantes adquieren con el método del caso: ## **1. Preparación** Los estudiantes no pueden esconderse en los momentos anteriores a la famosa «llamada en frío», cuando el profesor puede pedirle a cualquier alumno al azar que abra la discusión del caso. Décadas después de graduarse, los estudiantes recordarán vívidamente las llamadas en frío cuando ellos, o alguien más, se quedaron paralizados de miedo, o cuando se pusieron de pie para clavar el caso, incluso ante una feroz interrogación por parte del profesor. El método del caso crea incentivos muy poderosos para que los estudiantes se preparen. Los estudiantes suelen dedicar varias horas a leer, destacar y debatir casos antes de clase, a veces solos y otras en grupo. El número de maletas que hay que preparar puede resultar abrumador por diseño. Aprender a estar preparado (leer los materiales con antelación, priorizar, identificar las cuestiones clave y tener un punto de vista inicial) es una metahabilidad que ayuda a las personas a triunfar en una amplia gama de profesiones y situaciones laborales. Todos hemos visto cómo una persona preparada, que sabe de lo que habla, puede ganarse la confianza de los demás en una reunión de negocios. Los hábitos de prepararse para la discusión de un caso pueden transformar al estudiante en esa persona. ## **2. Discernimiento** Muchos casos son largos. Un caso típico puede incluir la historia, los antecedentes de la industria, el reparto de personajes, los diálogos, los estados financieros, los documentos fuente u otras pruebas. Algunos materiales pueden ser digresivos o no esenciales. Los casos suelen tener lagunas, datos críticos que faltan. El método del caso obliga a los estudiantes a identificar y centrarse en lo esencial, a ignorar el ruido, hojear siempre que sea posible y a concentrarse en lo que importa, las metahabilidades necesarias para todo ejecutivo ocupado que se enfrente a la paradoja de la sobrecarga y la escasez de información simultáneas. Como dijo concisamente un exalumno: «El método del caso me ayudó a aprender a separar el trigo de la paja». ## **3. Reconocimiento de sesgos** Los estudiantes suelen tener una reacción inicial ante un caso debido a sus antecedentes o experiencias laborales y de vida anteriores. Por ejemplo, las personas que han trabajado en finanzas pueden tener prejuicios a la hora de ver los casos desde una perspectiva financiera. Sin embargo, los directores generales eficaces deben entender y empatizar con las distintas partes interesadas, y si alguien tiene una tendencia natural a preferir un punto de vista sobre otro, analizar docenas de casos ayudará a revelar ese sesgo. Con esta autocomprensión, los estudiantes pueden corregir ese sesgo o aprender a escuchar con más atención a sus compañeros de clase, cuyos diferentes puntos de vista pueden ayudarlos a ver más allá de sus propios prejuicios. Reconocer y corregir los prejuicios personales puede ser una metahabilidad inestimable en los entornos empresariales, cuando los líderes inevitablemente tienen que trabajar con personas de diferentes funciones, orígenes y perspectivas. ## **4. Sentencia** Los casos ponen a los estudiantes en el papel de protagonistas del caso y los obligan a tomar y defender una decisión. El formato deja espacio para un debate con matices, pero no para vacilar: los profesores obligan a los alumnos a elegir una opción, ya que saben muy bien que rara vez hay una respuesta correcta. De hecho, la mayoría de los casos tienen por objeto estimular el debate más que poner de relieve prácticas de gestión eficaces o ineficaces. En todos los casos que estudian, los estudiantes reciben comentarios de sus compañeros de clase y sus profesores sobre cuándo sus decisiones son más o menos convincentes. Les permite desarrollar el juicio a la hora de tomar decisiones en condiciones de incertidumbre, comunicar esa decisión a los demás y ganarse su aceptación, todas habilidades de liderazgo esenciales. Los líderes se ganan el respeto por su juicio. Es algo que los estudiantes en el método de los casos tienen mucha práctica perfeccionando. ## **5. Colaboración** Es mejor tomar decisiones empresariales después de un prolongado intercambio, debate y deliberación. Como en cualquier deporte de equipo, las personas trabajan mejor en colaboración con la práctica. Analizar los casos en grupos de estudio pequeños y, luego, en el aula ayuda a los estudiantes a practicar la metahabilidad de colaborar con otras personas. Nuestros exalumnos suelen decir que dejaron el método del caso con mejores habilidades para participar en las reuniones y dirigirlas. Organizar un buen debate colaborativo en el que todos contribuyan, se tengan en cuenta cuidadosamente todos los puntos de vista y, al final, se tome una decisión bien pensada es el arco de cualquier buen debate de caso. Aunque los profesores desempeñan el papel principal en este proceso de colaboración durante su estancia en la escuela, es un arte que los estudiantes del método de casos internalizan y en el que mejoran cuando dirigen los debates. ## **6. Curiosidad** Los casos exponen a los estudiantes a muchas situaciones y funciones diferentes. En todos los casos, asumen el papel de emprendedor, inversor, líder funcional o CEO en una variedad de industrias y sectores diferentes. Cada caso ofrece a los estudiantes la oportunidad de ver qué es lo que les gusta, qué es lo que les aburre, qué papel se imaginan ocupar en sus carreras. Los casos estimulan la curiosidad por la gama de oportunidades en el mundo y las muchas formas en que los estudiantes pueden marcar la diferencia como líderes. Esta curiosidad les sirve de mucho a lo largo de sus vidas. Los hace más ágiles, más adaptables y más abiertos a hacer una gama más amplia de cosas en sus carreras. ## **7. Confianza en sí mismo** Los estudiantes deben ocupar funciones durante un estudio de caso que superen con creces su experiencia o capacidad anteriores, a menudo como líderes de equipos u organizaciones enteras en entornos desconocidos. «¿Qué haría si fuera el protagonista del caso?» es la pregunta más común en la discusión de un caso. A pesar de que son imaginarias y temporales, estas tareas «exageradas» aumentan la confianza de los estudiantes en sí mismos de que pueden estar a la altura del desafío. En nuestro programa, los estudiantes pueden estudiar 500 casos a lo largo de dos años, y la gama de funciones que se les pide que asuman aumenta la gama de situaciones que creen que pueden abordar. Hablar delante de 90 compañeros de clase parece arriesgado al principio, pero los estudiantes se sienten más cómodos asumiendo ese riesgo con el tiempo. Saber que pueden mantenerse firmes en un grupo altamente seleccionado de compañeros competitivos aumenta la confianza de los estudiantes. A menudo, los exalumnos describen cómo hablar de casos los hacía sentir preparados para funciones o desafíos mucho más importantes de los que habían imaginado que podían afrontar antes de sus estudios de MBA. La confianza en uno mismo es difícil de enseñar o entrenar, pero el método del estudio de caso parece inculcarla en las personas. Es muy posible que haya otras formas de aprender estas metahabilidades, como la experiencia repetida adquirida a través de la práctica o la orientación de un entrenador talentoso. Sin embargo, bajo la dirección de un profesor magistral, el método de casos puede involucrar a los estudiantes y ayudarlos a desarrollar poderosas metahabilidades como ninguna otra forma de enseñanza. Esto se hizo evidente rápidamente cuando se introdujo la enseñanza de casos en 1921, y es aún más cierto hoy en día. Para los educadores y los estudiantes, reconocer el valor de estas metahabilidades puede ofrecer una perspectiva sobre los objetivos más amplios de su trabajo en conjunto. Volviendo al ejemplo de las clases de piano, puede que sea natural que un profesor de música o sus alumnos juzguen el éxito con una simple medida: ¿el alumno aprende bien el instrumento? Pero cuando todos los involucrados reconozcan las metahabilidades más amplias que la instrucción instrumental puede inculcar, y que incluso aquellos que se abren paso a tientas en Bach pueden seguir beneficiándose de su enseñanza para toda la vida, esto puede llevar a una apreciación más profunda de esta obra. Para los reclutadores y los empleadores, reconocer el conjunto de beneficios duraderos que se obtienen al estudiar mediante el método de los casos puede ser una perspectiva valiosa a la hora de evaluar a los candidatos y trazar sus posibles trayectorias profesionales. Y aunque no cabe duda de que debemos utilizar el centenario del método de casos para imaginar formas aún más poderosas de educar a los estudiantes en el futuro, asegurémonos de evaluar estas innovaciones por las metahabilidades que podrían inculcar, tanto como por el dominio de la materia que podrían permitir.