Cómo mantener conversaciones difíciles cuando no le gustan los conflictos
por Joel Garfinkle

Evitar o retrasar una conversación difícil puede perjudicar sus relaciones y generar otros resultados negativos. Puede que al principio no parezca natural, especialmente si le asusta la discordia, pero puede aprender a sumergirse en estas duras conversaciones reformulando sus ideas.
Empiece por la curiosidad y el respeto y deje de preocuparse por que le gusten. Evitadores de conflictos a menudo se preocupan por sus simpatía. Si bien es natural querer que le gusten, eso no siempre es lo más importante. Participe en la conversación con una actitud abierta y un deseo genuino de aprender. Empiece por la curiosidad y el respeto, tanto para usted como para la otra persona. El respeto y la vulnerabilidad genuinos suelen producir más de lo mismo: respeto mutuo y vulnerabilidad compartida. Incluso cuando el tema es difícil, las conversaciones pueden seguir apoyándose mutuamente. Respete el punto de vista de la otra persona y espere que ellos respeten el suyo.
Céntrese en lo que oye, no en lo que dice. Las personas que rehuyen los conflictos suelen dedicar una enorme cantidad de tiempo a cambiar mentalmente sus ideas. Aunque pueda parecer una preparación útil, reflexionar sobre qué decir puede apoderarse de la cabeza durante toda la jornada de trabajo y, a veces, incluso hasta altas horas de la noche. Y las conversaciones difíciles rara vez salen según lo previsto de todos modos. Así que quítese la presión. La verdad es que no necesita hablar tanto durante una conversación difícil. En cambio, concéntrese en escuchar, reflexionar y observar. Por ejemplo, si un miembro del equipo no ha cumplido otro plazo, hágale preguntas neutrales y de apoyo: «Veo que el proyecto está retrasado. Hábleme de los desafíos a los que se enfrenta». Entonces escuche. Pausa. Sea interesado y proactivo. Recopile tantos detalles como sea posible. Haga preguntas de seguimiento sin culpar.
Su atención y neutralidad genuinas animan a la gente a dar más detalles. Para cada declaración que haga la otra persona, refleje lo que ha dicho, para validar que la ha entendido correctamente.
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Sea directo. Aborde las situaciones incómodas de frente yendo directo al grano. Mantenga una conversación franca y respetuosa en la que ambas partes hablen con franqueza sobre los detalles de un tema. Hablar con la gente con honestidad y respeto crea relaciones que se gratifican para ambos, incluso cuando las conversaciones son difíciles.
Sin embargo, hay situaciones en las que se deben tener en cuenta las diferencias culturales o de personalidad. Si su cultura evita los conflictos o no valora la franqueza, aún puede entablar conversaciones desafiantes. En estos casos, cambie su enfoque de una conversación demasiado directa a una conversación de ida y vuelta respetuosa y afirmativa. Por ejemplo, si la persona con la que está hablando parece no darse cuenta de lo que dice, pídale que repita su interpretación de lo que ha compartido. A medida que reflejen lo que han escuchado, puede ajustar su mensaje para asegurarse de que el conflicto avanza hacia una resolución. Este estilo de comunicación es abierto y menos amenazante.
No lo pospongas. ¿Con qué frecuencia su respuesta al conflicto es algo como: «No quiero hablar de ello» o «No es para tanto» o «No vale la pena discutirlo»? Si siempre se promete a sí mismo que «lo mencionará la próxima vez que suceda», bueno, ahora es el momento. En lugar de posponer una conversación para un momento futuro ideal, cuando pueda abordarse más fácilmente, aborde de inmediato. Ponga sus cartas sobre la mesa para que pueda resolver el problema y seguir adelante.
Puede parecer arriesgado salir y decir algo, pero a menudo eso es justo lo que se necesita. Tómese a sí mismo o a su homólogo un poco de tiempo para que se calmen, si es necesario, y planifique las líneas generales de lo que quiere transmitir y el resultado que desea. Pero luego mantenga la conversación y haga un plan para seguir adelante. Después de toda la gimnasia mental de practicar conversaciones sin parar en la cabeza, entablar una conversación bidireccional puede resultar inspirador, respetuoso y productivo.
Espere un resultado positivo. Le costará seguir este consejo si sigue entrando en un conflicto diciéndose: «Esto va a ser un desastre». En vez de eso, dígase a sí mismo: «Esto se traducirá en una mejor relación».
Céntrese en los beneficios a largo plazo que la conversación generará para la relación. Cuando su atención se centre en los resultados y beneficios positivos, su proceso de pensamiento y su diálogo interno pasarán a un lugar más constructivo. Como resultado, se sentirá más cómodo acercándose al compañero de trabajo que critica constantemente y se queja, o el subordinado que sigue teniendo un rendimiento inferior.
No ignore las situaciones difíciles que conoce hoy en día. Cuando se presente la oportunidad de dar comentarios negativos no solicitados a un colega difícil o de hacer una evaluación de desempeño poco positiva, reúna el coraje para abordar el conflicto de frente.
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