Cómo las empresas africanas pueden aprovechar al máximo la inversión externa
por Bryan Mezue
Comercio entre África y China superó los 200 000 millones de dólares este año, fortaleciendo la posición de China como el principal socio comercial de África, cargo que ocupa desde 2009. Hace menos de 15 años, el valor correspondiente era de unos modestos 10 000 millones de dólares. Esta estadística demuestra el creciente poder de atracción que África tiene para los inversores extranjeros. Más allá de las relaciones comerciales, los inversores miran cada vez más a los consumidores africanos y ven inmensas oportunidades de invertir a nivel local. Para las empresas africanas, esto representa una oportunidad especial de ascender en la cadena alimentaria de la competitividad mundial.
Al fin y al cabo, muchos de los actuales campeones nacionales de China comenzaron como socios locales en empresas conjuntas con operadores japoneses u occidentales. Han recorrido con éxito el camino de ser guías turísticos locales a competir en la vanguardia de muchos sectores mundiales. Hoy en día se están abriendo oportunidades similares en África. Hace una década, la mayor parte de la actividad económica de China en África se situaba a nivel de contratos gubernamentales (en su mayoría otorgados a través de empresas de propiedad estatal) o de importaciones fortuitas de pequeños empresarios. Hoy en día, el sector de las «empresas medianas» está ganando terreno. Por ejemplo, se han creado zonas económicas especiales chinas tan separadas como Egipto, Etiopía, Nigeria y Sudáfrica en colaboración con empresas locales, y se están construyendo fábricas chinas en muchos más países. Los chinos no son los únicos de la mezcla: empresas indias, brasileñas, israelíes y occidentales también se están instalando.
¿Cómo pueden las empresas africanas aprovechar esta oportunidad? La clave es cambiar las prioridades de los beneficios a corto plazo y pasarlas a una autonomía a largo plazo mediante la creación de memoria institucional y la integración en torno a las necesidades de los clientes.
Cree memoria institucional. Los operadores extranjeros traen consigo procesos, modelos operativos y culturas organizativas. Cuanto mejor pueda el socio local internalizar (y adaptar) estas mejores prácticas a su modelo de negocio, mayores serán las posibilidades de éxito autónomo. La transferencia de las mejores prácticas se produce en todos los niveles de la organización: personas, sistemas tecnológicos, compensación, prácticas laborales, etc. Se debe utilizar un panel de métricas para hacer un seguimiento del progreso en todos estos niveles.
Busque la integración. Al orientarse hacia un mayor control e integración de la cadena de valor, los socios locales indican al mercado exterior y, lo que es más importante, a sus directivos y personal que quieren ser líderes y no seguidores. Esto ayuda a un proceso de autoselección tanto entre los inversores como entre los empleados, lo que deja a los que están dispuestos a que los empujen fuera de su zona de confort y tengan paciencia para jugar a largo plazo.
Puede parecer que seguir esta estrategia pone a las firmas locales en desacuerdo con los socios extranjeros con los que trabajan. Pero hay muchas razones por las que se trata de una visión miope:
- La competencia hace crecer el mercado. Los operadores extranjeros que crean competidores locales independientes suelen darse cuenta de que las empresas locales optan por hacer crecer el mercado en áreas no relacionadas con el consumo, en lugar de competir de frente.
- Los socios locales fuertes son mejores en la innovación de los clientes. Comprenden mejor las necesidades de los clientes y pueden ayudar al operador extranjero a obtener información única que pueda desplegarse en otros lugares.
- La reputación de desarrollar socios sostenibles tiene sus recompensas. Los gobiernos y otras empresas locales preferirán socios extranjeros con un historial de dejar socios nacionales fuertes.
Hoy en día, la mayoría de las firmas asociadas locales de África no se han posicionado para poder mantenerse de pie tras las empresas conjuntas con operadores extranjeros. Algunos macrofactores contribuyen a ello, como la ausencia de una regulación gubernamental efectiva o de una capacidad de coordinación a través de las asociaciones. Sin embargo, muchas empresas africanas pueden hacer mucho más. Hay una nueva África fiebre del oro en marcha, y las firmas locales que puedan crear asociaciones exitosas encontrarán el camino hacia el éxito.
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