Frenar el instinto de procrastinación
![Frenar el instinto de procrastinación](/content/images/size/w1200/2024/12/opengraph-14521.png)
••• Asigna una tarea a un equipo de subordinados, establece una fecha límite de un mes en el futuro y luego espera. Unos días después de la fecha límite, los miembros del equipo le presentan tímidamente el producto de su trabajo. Está claro que es un trabajo apresurado, lleno de errores y omisiones. Molesto, se pregunta si han visto la fecha límite como la fecha de finalización del proyecto o como su inicio. La procrastinación es un hecho de la vida y en los negocios es una de las principales causas de ineficiencia y mala calidad. ¿Pero hay algo que pueda hacer al respecto? ¿O está tan arraigado en la naturaleza humana que está más allá de la influencia? Una nueva investigación de dos profesores de negocios indica que la forma en que fija los plazos tiene un profundo efecto en el grado en que los trabajadores procrastinan e incluso en la calidad final de su trabajo. Dan Ariely, de la Sloan School of Management del MIT en Cambridge (Massachusetts), y Klaus Wertenbroch, de Insead en Fontainebleau (Francia), llevaron a cabo una serie de experimentos en los que pedían a los participantes que realizaran tareas en diferentes escenarios de entrega. En un experimento, se pidió a tres grupos de personas que completaran una tarea de corrección compleja. Al primer grupo se le dio un plazo único, dentro de tres semanas, para completar todo el trabajo. El segundo grupo recibió una serie de plazos semanales provisionales para completar partes del trabajo. A los miembros del tercero se les dijo que fijaran sus propios plazos provisionales. A los participantes se les pagaba en función del número de errores que habían corregido y se les penalizaba por incumplimiento de plazos. Los resultados mostraron diferencias dramáticas tanto en la puntualidad como en la calidad del trabajo realizado por los tres grupos. La peor actuación en ambos aspectos la entregó el grupo con una sola fecha límite de fin de proyecto. Su trabajo, de media, llegó 12 días tarde y corrigieron una media de solo 70 errores. La mejor actuación la obtuvo el grupo al que se le dieron una serie de plazos intermedios; su trabajo solo llegaba 0,5 días de retraso de media y detectó 136 errores. La actuación del grupo que estableció sus propios plazos provisionales cayó a la mitad: 6,5 días de retraso, de media, con 104 errores detectados. Resultados similares surgieron de los otros experimentos llevados a cabo por los profesores. La lección está clara: si quiere que un trabajo se haga bien y a tiempo, fije una serie de plazos, no solo uno.