Descubra el valor oculto de sus datos
Ahora se acepta ampliamente que las enormes cantidades de datos que generan las empresas representan un enorme depósito de valor potencial. Este valor es monetario y también social; tiene un enorme potencial de afectar al bien público. Pero, ¿las organizaciones —y nosotros, como sociedad— saben cómo aprovechar este valor? ¿Sabemos cómo encontrar la información escondida en nuestros áticos digitales y utilizarla para mejorar la sociedad y la vida de las personas? Este artículo describe cuatro pasos que podrían ayudar a las organizaciones a maximizar sus activos de datos para el bien público. Si hay un tema general, tiene que ver con el valor de reutilización de datos. En los últimos años se ha producido un creciente movimiento de datos abiertos, en el que grupos externos han hecho accesibles conjuntos de datos que antes estaban aislados. A pesar de la inquietud ocasional por parte de los titulares de los datos, las investigaciones han demostrado consistentemente que estas iniciativas pueden aumentar el valor tanto para los titulares de los datos como para la sociedad.
••• Hace veinte años, Kevin Rivette y David Kline escribieron un libro sobre el valor oculto que contienen las patentes infrautilizadas de las empresas. Estas patentes, argumentaron Rivette y Kline, representaban[«Rembrandts en el ático»](https://www.amazon.com/Rembrandts-Attic-Unlocking-Hidden-Patents/dp/0875848990) (el título de su libro). Los autores sugirieron que las patentes no deberían verse simplemente como propiedades pasivas, sino como activos estratégicos: un [«nueva moneda»](https://hbswk.hbs.edu/archive/rembrandts-in-the-attic) que podría utilizarse en la búsqueda de la competencia, la reputación de la marca y los avances en la investigación y el desarrollo. Seguimos viviendo en la economía del conocimiento y las organizaciones siguen intentando averiguar cómo desbloquear los activos infrautilizados. Pero la moneda ha cambiado: los Rembrandts actuales en el ático son datos. Ahora se acepta ampliamente que las enormes cantidades de datos que generan las empresas representan un enorme depósito de valor potencial. Este valor es monetario y también social; tiene un enorme potencial de afectar al bien público. Pero, ¿las organizaciones —y nosotros, como sociedad— saben cómo aprovechar este valor? ¿Sabemos cómo encontrar la información escondida en nuestros áticos digitales y utilizarla para mejorar la sociedad y la vida de las personas? A continuación, describo cuatro pasos que podrían ayudar a las organizaciones a maximizar sus activos de datos para el bien público. Si hay un tema general, tiene que ver con el valor de _reutilización de datos_. En los últimos años se ha producido un crecimiento [movimiento de datos abiertos](http://odimpact.org/), en el que grupos externos pueden acceder a conjuntos de datos gubernamentales que antes estaban aislados. A pesar de la inquietud ocasional por parte de los titulares de los datos, [investigación](https://datacollaboratives.org/) ha demostrado constantemente que estas iniciativas pueden aumentar el valor tanto para los titulares de los datos como para la sociedad. Lo mismo ocurre con los activos de datos del sector privado. Podría decirse que la medida más importante que podemos tomar para aprovechar este doble potencial es una reutilización mejor y más transparente de los datos. Para ayudar a maximizar los datos para el bien público, necesitamos: **Desarrolle metodologías para medir el valor de los datos.** Para aprovechar el potencial de los datos, las partes interesadas tienen que entender mejor lo que entendemos por valor. A pesar del consenso generalizado de que los datos son valiosos, no existe un método igualmente aceptado para calcular ese valor. Una consideración importante es decidir qué variables o índices utilizar. Si bien los datos pueden tener un valor monetario, también pueden tener lo que[informe reciente del Instituto Bennett de Políticas Públicas](https://www.bennettinstitute.cam.ac.uk/media/uploads/files/Value_of_data_summary_report_26_Feb.pdf) se refiere al valor de «bienestar social», lo que significa que compartir datos podría contribuir al «bienestar de toda la sociedad». Estas dos formas de valor, social y monetario, a veces pueden existir en un delicado equilibrio. Por ejemplo, al reutilizar los datos, una organización puede renunciar a una determinada cantidad de ventaja financiera (o incurrir en un coste de oportunidad) y, al mismo tiempo, contribuir al bienestar social en general. Para guiar decisiones tan difíciles, los responsables políticos y la sociedad en general deben determinar métricas de valoración más amplias y tener en cuenta cómo las distintas métricas interactúan y, a veces, chocan. Necesitamos, por ejemplo, orientación sobre cuándo las agencias de salud pública o estadística deberían tener acceso preferencial o gratuito a los datos del sector privado, como los datos de movilidad, y cuándo sería legítimo que las empresas exigieran precios de mercado para acceder a estos datos. Además del valor social y monetario, otros indicadores a tener en cuenta incluyen los posibles daños que pueden resultar de la publicación o el intercambio de datos y los costes de oportunidad de _no_ reutilizar los datos, por ejemplo, si se pudieran salvar vidas al compartir ciertos datos durante un desastre. Todos estos indicadores coexisten en un delicado equilibrio. Considerados en conjunto, pueden ayudar a las organizaciones a determinar el verdadero valor de los datos. **Desarrolle estructuras para incentivar la colaboración**. A diferencia de los activos físicos, los bienes de datos no tienen rival ni son intangibles, lo que significa que se pueden compartir sin privar de beneficios a sus titulares originales. Por lo tanto, el proceso de maximizar los activos de datos infrautilizados suele implicar que diferentes partes interesadas trabajen juntas para crear nuevos conocimientos y oportunidades. Por ejemplo, una organización de la sociedad civil puede reutilizar los datos sobre los hábitos de viaje de los consumidores que son propiedad de una plataforma de redes sociales para rastrear la propagación de enfermedades y pandemias. Esa colaboración representa qué [Mariana Mazzucato](https://www.project-syndicate.org/commentary/platform-economy-digital-feudalism-by-mariana-mazzucato-2019-10), en un contexto algo diferente, denomina «cocreación» de valor. Pero para fomentar esa creación conjunta, necesitamos instituciones y estructuras que nos permitan ir más allá de los modelos actuales de propiedad de los datos, que hacen hincapié en la acumulación y la extracción de valores. En otros lugares he abogado por aumentar el uso de»[colaboraciones de datos](http://datacollaboratives.org/)», lo que puede facilitar el acceso funcional a los datos para su reutilización (analizaré ese término más adelante). Además, compartir también requerirá nuevas formas de condiciones de gestión y reutilización de los datos, especialmente el uso de nuevas [acuerdos de compartición](https://news.microsoft.com/datainnovation/) y disposiciones de licencia. En términos más generales, los defensores de un mayor acceso a los datos podrían beneficiarse de tomar prestada una página del movimiento del software de código abierto, que ha desarrollado un modelo de negocio sólido, basado en instrumentos políticos y legales innovadores, para fomentar un espíritu de colaboración y aprendizaje entre pares. **Fomente la colaboración de datos.** Las colaboraciones de datos son una forma emergente de asociación entre el sector público y el privado que permite compartir y crear valor de forma conjunta. Pueden implicar, por ejemplo, colaboraciones informales y con plazos determinados entre una empresa y un grupo de investigación académico o una organización de la sociedad civil, y permiten reutilizar los datos, normalmente de forma anónima y con una intención específica. Ahora existen varios ejemplos de colaboraciones de datos en todo el mundo y estamos empezando a entender su potencial y también algunos de sus riesgos. Pueden llevar[muchos formularios](https://datacollaboratives.org/existing-practices.html): Interfaces públicas en las que las empresas proporcionan acceso abierto a ciertos activos de datos, lo que permite el uso independiente de los datos por parte de partes externas; intermediarios de confianza en los que actores externos apoyan la colaboración entre los proveedores de datos del sector privado y los usuarios de datos del sector público, la sociedad civil o el mundo académico; o «puesta en común de datos», en las que las empresas y otros titulares de datos se comprometen a crear una presentación unificada de los conjuntos de datos como una colección a la que puedan acceder varias partes. Si bien cada uno de estos modelos ha demostrado ser prometedor, también hay que tomar nota de cautela. El intercambio de datos no debe convertirse en un vehículo para infringir la privacidad u otros riesgos para los derechos individuales. Generar confianza es esencial para fomentar los beneficios de compartir; por lo tanto, es fundamental que la estructura y el gobierno de las colaboraciones de datos incluyan protecciones sólidas de la privacidad (por ejemplo, en forma de datos agregados y anónimos). **Identificar y fomentar a los administradores de datos**. La aparición de las colaboraciones de datos también ha dejado en claro la necesidad de nuevas funciones humanas (e institucionales) dentro de las organizaciones. [_Administradores de datos_](http://www.thegovlab.org/static/files/publications/wanted-data-stewards.pdf) son personas o equipos encargados de iniciar, facilitar y coordinar de forma proactiva el intercambio entre organizaciones y sectores, con el objetivo de maximizar el valor público y monetario privado de los activos de datos. En este sentido, los administradores de datos pueden considerarse los curadores de los Rembrandts de una empresa. Entre otras responsabilidades, los administradores de datos pueden identificar los datos infrautilizados que pueden tener un valor potencial; localizar y fomentar asociaciones que ayuden a liberar ese valor; y garantizar un marco responsable que equilibre los beneficios de compartir con los posibles riesgos. Estas funciones se adoptan ahora con cada vez más frecuencia en las empresas, y puede que no pase mucho tiempo antes de que los administradores de datos sean tan comunes como los directores financieros o los directores de TI. *** La cantidad de datos generados y almacenados por las organizaciones de todo el mundo crece en[más de 2,5 trillones de bytes cada día](https://www.socialmediatoday.com/news/how-much-data-is-generated-every-minute-infographic-1/525692/) **.** Según el orden actual, gran parte de estos datos acabarán olvidados y descuidados, y pasarán a una dimensión desconocida de la información, en la que los datos existen pero no se utilizan. Sin embargo, estos datos olvidados, como hemos visto, tienen un valor enorme. Sabemos que compartir es un paso vital para aprovechar ese valor; también está claro que necesitamos investigar mucho más para entender mejor cómo y cuándo funciona mejor compartir. Por encima de todo, necesitamos una mentalidad más creativa e innovadora, que pueda ayudar a las organizaciones a desempolvar las telarañas de sus Rembrandts ocultos y a reutilizar los activos que ya poseen para maximizar sus beneficios y beneficiar a la sociedad en general.