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Lidiando con un sesgo inesperado

por Adi Ignatius

Los mercados digitales tienen el potencial de reducir la discriminación. De hecho, en las primeras plataformas —piense en eBay alrededor de 1999— las transacciones eran anónimas. Pero a medida que los mercados evolucionaron, empezaron a incluir datos de identificación, como nombres y fotos. En Uber, Airbnb y muchas otras plataformas, queda claro de inmediato si es blanco o negro, hombre o mujer, y esos detalles pueden afectar a los precios que paga como comprador y a los que pide como vendedor o incluso a si puede hacer negocios.

Esa es la inquietante conclusión de una investigación reciente de Michael Luca, de la Escuela de Negocios de Harvard, y dos colegas de HBS, Benjamin Edelman y Daniel Svirsky. Descubrieron que en Airbnb, las solicitudes de huéspedes con nombres que suenan negros tenían un 16% menos de probabilidades de ser aceptadas que las de huéspedes con nombres que suenan blancos. Airbnb no es la única plataforma afectada por la discriminación; el problema afecta a los sitios web de trabajo independiente, viajes compartidos e incluso pasear perros.

La visión de los investigadores ha recibido mucha atención de los medios de comunicación y, lo que es más importante, ha llevado a Airbnb (entre otros) a empezar a abordar los prejuicios. En «Arreglar la discriminación en los mercados en línea», Luca y el coautor Ray Fisman, de la Universidad de Boston, van más allá de la investigación y ofrecen ideas para afrontar el desafío. Como ocurre con todos los temas de la autoconciencia, el camino a seguir pasa por reconocer primero el problema. Las empresas deben abordar entonces las cuestiones de la comunicación y el diseño, trabajo que Luca desempeña actualmente en Airbnb.

Es un problema difícil, pero esperamos que no se necesiten años para resolverse. La búsqueda de una solución puede empezar aquí mismo.