Cultive la curiosidad

••• La curiosidad, todos sabemos, es la chispa que puede llevar a una innovación revolucionaria. Y resulta que ayuda a producir algo más que nuevas ideas. Una investigación reciente de Francesca Gino de la Escuela de Negocios de Harvard apunta a varios beneficios prácticos sorprendentes para las empresas: la curiosidad mejora la toma de decisiones porque reduce nuestra susceptibilidad a los estereotipos y al sesgo de confirmación; fomenta el compromiso y la colaboración de los empleados; y fortalece la resiliencia organizacional al fomentar la resolución creativa de problemas ante la incertidumbre y la presión. En resumen, la curiosidad impulsa el rendimiento empresarial. Sin embargo, si bien los directivos pueden decir que valoran la curiosidad, con demasiada frecuencia la sofocan. En una encuesta realizada a unos 3000 empleados de una amplia gama de empresas e industrias, Gino descubrió que solo una cuarta parte declaraba sentir curiosidad por el trabajo con regularidad y el 70% dijo que se enfrentaba a obstáculos para hacer más preguntas en el trabajo. Gino descubrió que los líderes desalientan la curiosidad por dos razones principales: primero, creen que si permiten que los empleados exploren nuevas ideas y enfoques, tendrán una pesadilla empresarial en sus manos. En segundo lugar, su firme búsqueda de la eficiencia deja poco espacio para la experimentación. En[«El argumento empresarial a favor de la curiosidad»](/2018/09/the-business-case-for-curiosity)—el artículo principal de nuestro paquete Spotlight— Gino ofrece cinco tácticas para combatir estas tendencias gerenciales. Sus soluciones son sencillas: contratar por curiosidad y modelar curiosidad, por ejemplo. Pero aprovechar sus considerables beneficios requiere constancia y disciplina. El trabajo de Gino sugiere que la obsesión generalizada por la eficiencia puede socavar el éxito empresarial a largo plazo. Así que anime a sus empleados a hacer preguntas. Su futuro puede depender de ello.