Cómo procesar emocionalmente un despido
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por Shyamli Rathore
Resumen:
Experimentar un despido puede tener un impacto emocional, especialmente si obtiene mucho significado y propósito del trabajo. Para seguir adelante, es fundamental procesar las emociones. El autor comparte tres estrategias que pueden ayudarlo a sobrellevar el impacto emocional de un despido.
- Acepte su historia, pero no deje que eso lo defina. Tómese un tiempo para la introspección. Lleve un diario, grabe notas de voz, garabatee, haga jardinería o participe en cualquier actividad que le reconforte. Pregúntese: ¿Qué siento? ¿Por qué me siento así? ¿Qué opino de mi antiguo jefe, organización y colegas? ¿Cuál es la historia que me cuento sobre el despido?
- Cree un sistema de apoyo sólido. No dude en ponerse en contacto con sus amigos, compañeros, familiares, excolegas, mentores y seres queridos. Este sistema de apoyo puede ayudarlo de muchas maneras: algunos pueden darle un hombro sobre el que llorar, mientras que otros le dan sabios consejos para seguir adelante en la vida o convertirse en posibles empleadores.
- Cree una identidad de manera consciente más allá de su vida laboral. Considérese una cartera financiera sólida. Al igual que se le recomienda diversificar su cartera para gestionar los riesgos, es importante diversificar su vida. El trabajo es una parte de ello. Pero, fuera del trabajo, ¿qué hace que sea usted?
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«Lo siento mucho, Shyamli, pero no podremos ampliarle su contrato. Esperamos que termine sus tareas y se vaya antes de fin de año», dijo la voz incorpórea de mi gerente tras la llamada de Skype. Una tarde de otoño de 2011, me dijeron que me iban a despedir. En ese momento, contrariamente a lo que esperaba, me sentí aliviado. Llevaba los últimos meses desconectado y ansioso en el trabajo, y este despido, me aseguré, iba a ser el fin de mi debilitante ansiedad.
Sin embargo, en menos de una semana, este alivio empezó a desaparecer y me vi envuelto en la ira, la vergüenza y una creciente sensación de inadecuación. Los días posteriores a mi despido fueron los más difíciles. Estaba atrapado en un ciclo de diálogo interno negativo: «¿Por qué yo? ¿De verdad me porté tan mal? ¡Qué perdedor!» Las semanas siguientes me ayudaron a soportar mis emociones y me di cuenta de que mi identidad profesional era fundamental para mi sentido de identidad. No despertarse con un «trabajo» cada mañana parecía una pérdida personal. No dejaba de preguntarme: «Si no fuera profesional, ¿quién era?»
No es raro sentirse amenazado por nuestro sentido de identidad o identidad, especialmente ante un despido. La mayoría de nosotros nos definimos por nuestra identidad profesional. De hecho, investigación demuestra que casi el 55% de los profesionales estadounidenses derivan su sentido de identidad de sus trabajos. No es de extrañar que muchos de nosotros pasemos por una experiencia emocional tumultuosa cuando perdemos lo que utilizamos para definirnos.
Investigación también demuestra que la forma en que nos recuperamos de la pérdida de un empleo está estrechamente relacionada con la forma en que lo procesamos. Este «procesamiento» no se trata de planificar los próximos pasos de nuestras carreras. Más bien, se trata de sentarnos con nosotros mismos, prestar atención a nuestros sentimientos, reevaluar lo que hemos aprendido de experiencias pasadas y, luego, decidir nuestros próximos pasos. Esto requiere tiempo, esfuerzo y, sobre todo, mucha paciencia.
En mi caso, tardé un mes en aceptar cómo me sentía realmente. Siempre había soñado con crear mi propio consultorio de consultoría de liderazgo, pero me daba demasiado miedo hacerlo. Tras hablar con mentores, amigos y excolegas, además de hacer una profunda introspección, finalmente encontré la validación y la claridad que necesitaba para explorar mi faceta empresarial.
Una década después, tengo un exitoso consultorio de consultoría de liderazgo. Según mi experiencia, he aquí tres estrategias, las llamo «ABC», para procesar emocionalmente un despido y planificar los próximos pasos.
R: Acepte su historia, pero no deje que lo defina.
Cuando me despidieron, empecé a llevar un diario. Escribiría cómo me sentía cuando me embargaban las emociones negativas. El proceso de escritura fue catártico y me ayudó a analizar mi situación de forma más objetiva.
Durante el proceso, aprendí que tiendo a ponerme expectativas muy altas y me cuesta aceptar los fracasos, incluso si mis objetivos no están alineados con mis valores. Por ejemplo, tras reflexionar, me di cuenta de que mi trabajo anterior había dejado de tener sentido para mí. Había dejado que un título elegante y una buena compensación se apoderaran de otras prioridades más importantes, como el equilibrio entre la vida laboral y personal, la flexibilidad y la autonomía. Cuanto más escribía sobre cómo me hacía sentir ese trabajo, más me daba cuenta de que no me había satisfecho realmente.
En segundo lugar, escribir me ayudó a superar los sentimientos negativos que sentía por mi antiguo jefe. Cuando reflexioné sobre los comentarios que había recibido de mi entrenador sin la presión de rendir, me di cuenta de que tenían razón: tenía mucho margen de crecimiento y mejora, especialmente en lo que respecta a la gestión de equipos. Esto me ayudó a dejar de sentirme una «víctima» y a centrarme en ser más honesta conmigo misma acerca de mis puntos fuertes y débiles.
Si se ha visto afectado por un despido recientemente, tómese un tiempo para hacer introspección. Si llevar un diario no es lo suyo, pruebe otros ejercicios que le permitan desconectarse y reflexionar: grabar notas de voz, garabatear o incluso trabajar en el jardín. El objetivo es dedicar algo de tiempo a pensar en lo que siente, en las historias que se cuenta sobre su despido y en cómo quiere que esas historias cambien.
Estas son algunas preguntas en las que pensar:
- ¿Qué siento? ¿Por qué me siento así?
- ¿Qué opino de mi antiguo jefe, organización y colegas?
- ¿Cuál es la historia que me cuento sobre el despido? ¿Asumo la culpa por que me hayan despedido? ¿O puedo ver toda la realidad de la situación, como los tiempos económicos en los que estamos, la salud financiera de la organización y las oportunidades de crecimiento de mi puesto en la organización?
- ¿Qué parte de esta historia ya no me sirve? ¿Qué tengo que dejar ir?
- ¿Qué es lo que quiero para mí ahora? ¿En qué puesto o carrera me veo? ¿Qué me emociona y qué no?
- ¿Qué acciones o recursos necesito para que esto suceda?
A medida que lo piense más, empezará a entender que un despido rara vez tiene que ver con sus habilidades y talento. Más a menudo, se trata de la decisión de una empresa de reasignar recursos o reducir costes, y probablemente le esté costando tomar esta decisión. Dicho esto, un despido no tiene por qué hacer que se sienta impotente y aislado. Que se convierta en un momento poderoso de autorreflexión y aprendizaje.
B: Cree un sistema de apoyo sólido.
Mis amigos, familiares y mentores fueron mis mayores seguidores y me mantuvieron en la gracia durante esos momentos difíciles. A medida que mis reacciones iniciales disminuyeron, encontré el coraje de ponerme en contacto con muchos de mis excolegas para obtener sus comentarios sinceros. También pedí consejo a amigos y mentores que me conocían desde hacía años para entender cómo percibían mis comportamientos y actitudes profesionales. Ponerme la mano me ayudó a desarrollar poco a poco la confianza perdida, a identificar mis puntos ciegos y a encontrar formas de planificar mi próxima mudanza.
Tener una red sólida de personas en las que pueda confiar emocionalmente es fundamental en cualquier etapa de la vida, pero especialmente crucial en los primeros años. Este sistema de apoyo puede ayudarlo de muchas maneras: algunos pueden darle un hombro sobre el que llorar, mientras que otros le dan sabios consejos para seguir adelante en la vida o convertirse en posibles empleadores. No importa el apoyo que busque, sepa que no tiene que hacer este viaje solo.
Si se ve afectado por un despido, piense en: ¿Quién es su círculo de asesores de confianza? Estos podrían incluir a sus amigos, excolegas, compañeros o mentores. ¿Quién, de ellos, puede darle comentarios sinceros? Tener una perspectiva ajena a su situación puede ayudarlo a distanciarse emocionalmente y a evaluar las nuevas oportunidades que puede ofrecer la pérdida de un empleo. A menudo, mantener una conversación sincera con un amigo o un ser querido es la motivación que necesita para incitar a la acción. A medida que se ponga en contacto con otras personas, aquí hay algunas preguntas que puede hacerles:
- ¿Cuáles cree que son mis puntos fuertes y débiles?
- ¿Cuáles son algunos comportamientos o actitudes que cree que me frenan?
- En el tiempo que me conoce, ¿qué es lo que diría que es lo que más he mejorado? ¿Cuáles son algunas áreas o habilidades en las que tengo que trabajar?
- ¿Qué tan fácil o difícil es trabajar conmigo como profesional? ¿En qué puedo mejorar?
- Estoy pensando en explorar la industria o el campo X, Y Z. Según su experiencia sobre el terreno, ¿qué opina de este plan? ¿Tiene personas en su red con las que pueda conectarme?
A medida que mantenga estas conversaciones, se dará cuenta de que surgen algunos temas sobre usted: quién lo ven, cuáles son sus puntos fuertes y dónde necesita crecer.
C: Cree una identidad de manera consciente más allá de su vida profesional.
Las investigaciones dicen que las personas que vinculan su identidad principal a su trabajo tienen probabilidades de experimentar tasas más altas de depresión y agotamiento, especialmente cuando se enfrentan a cambios (como un despido o una amenaza de perder su empleo). Por eso es importante que se recuerde constantemente que es más que un título o un trabajo. Considérese una cartera financiera sólida. Al igual que se le recomienda diversificar su cartera para gestionar los riesgos, es importante diversificar su vida. El trabajo es una parte de ello. Pero, fuera del trabajo, ¿qué hace que sea usted?
A las pocas semanas de llevar un diario, empecé a hacer una lista de todos mis logros y éxitos en la vida. Me acordé de la época en que fui prefecto (también conocido como presidente de la clase) en el instituto. Me acordé de trabajar duro para entrar en una de las mejores universidades del país. También me recordé que tuve el coraje de dejar un matrimonio difícil sin seguridad financiera y reconstruir mi vida como madre soltera. Dedicar tiempo a reflexionar sobre mis puntos fuertes me dio el valor que necesitaba para seguir adelante. Sabía que tenía confianza, solo tenía que recordarme que sí.
Revivir todos esos momentos puso de relieve que ya era una persona exitosa en muchos aspectos de mi vida. No necesité un puesto importante para validar mis habilidades. El trabajo era una de las varias cosas que me daban alegría, no la única.
Mi consejo es que utilice el diálogo interno para decirse a sí mismo que ya ha superado situaciones difíciles en la vida y que puede volver a hacerlo. Cuando reflexione sobre sus momentos de resiliencia del pasado, puede centrarse en sus puntos fuertes en lugar de en sus debilidades. Creer que tiene un valor incalculable, más allá de su trabajo, es clave para construir una carrera sana y sostenible.
Estas son algunas preguntas que pueden ayudarlo a apreciarse en su totalidad:
- ¿Cuáles son algunos de los momentos más difíciles que he superado en la vida? ¿Qué opino de mí mismo al recordar esos momentos?
- ¿Cuáles son algunos de los elogios que he recibido de quienes me rodean, especialmente de mis seres queridos? ¿Qué habilidades y puntos fuertes míos se reflejan en estos elogios?
- ¿Cuáles son algunos talentos o puntos fuertes que me diferencian de los demás?
- ¿Qué cosas fuera del trabajo valoro? ¿Relaciones, trabajo voluntario, pasatiempos?
- ¿Qué importancia tienen estas actividades no laborales para mi bienestar emocional y mental?
- Si pudiera pasar tiempo fuera del trabajo para dedicarme a algunas de estas actividades, ¿qué elegiría y por qué?
Por último, sepa que sobrellevar sus emociones después de un despido es un proceso continuo. No tiene que perder su trabajo para hacer introspección y recordarse el valor que aporta. Cada vez que se enfrente a un momento difícil de la vida, tómese su tiempo para hacer introspección, conectarse con sus seres queridos y entablar un diálogo interno positivo puede ayudarlo a levantarse.