La colaboración se malinterpreta y se utiliza en exceso
por Andrew Campbell
Colaboración es una palabra de moda hoy en día. Los líderes quieren que la gente piense como una sola empresa. Pero los gerentes de diferentes funciones o unidades de negocio parecen sorprendentemente reacios a trabajar juntos. Los celos, los malentendidos y la enemistad parecen más comunes que la colaboración.
¿Por qué fracasa la colaboración? Hay muchas razones. La colaboración puede llevar mucho tiempo. Crea riesgos para los participantes. Los objetivos contrapuestos pueden ser difíciles de resolver. Pero en mi opinión, el mayor problema es que la gente confunde la colaboración con el trabajo en equipo.
Para entender la diferencia, piense en lo que es un equipo. Los equipos se crean cuando los directivos necesitan trabajar en estrecha colaboración para lograr un resultado conjunto. Sus acciones son interdependientes, pero están totalmente comprometidos con un único resultado. Tienen que tomar decisiones conjuntas sobre muchos aspectos de su trabajo y serán cautelosos a la hora de tomar medidas unilaterales sin consultarse unos a otros para asegurarse de que no hay efectos secundarios negativos.
Ahora, mientras el equipo tenga a alguien con la autoridad para resolver las disputas, garantizar una acción coordinada y destituir a los miembros disruptivos o incompetentes, los equipos funcionan bien. Es posible que los miembros del equipo no se gusten. Puede que no estén de acuerdo en temas importantes. Puede que discutan de manera disruptiva. Pero con un buen líder todavía pueden actuar.
Los colaboradores se enfrentan a un desafío diferente. Tendrán algunos objetivos compartidos, pero a menudo también tienen objetivos contrapuestos. Además, el objetivo compartido suele ser solo una pequeña parte de sus responsabilidades. A diferencia de un equipo, los colaboradores no pueden confiar en un líder para resolver las diferencias. A diferencia de una relación cliente-proveedor, los colaboradores no pueden alejarse unos de otros cuando no están de acuerdo.
Por lo tanto, una relación de colaboración es necesaria cuando no puede utilizar un equipo o una relación entre cliente y proveedor. Es una forma de relación cliente-proveedor en la que los participantes tienen todas las dificultades de contratar entre sí sin el poder de marcharse si la otra parte no es razonable o insensible.
Por estas razones, mi consejo es que evite confiar en una relación de colaboración, excepto en los raros casos en que el objetivo de la empresa sea lo suficientemente importante como para justificar una acción de colaboración, pero no tanto como para justificar un equipo dedicado. Por ejemplo, puede que quiera confiar en la colaboración si necesita que las unidades de negocio geográficas trabajen con un equipo central de desarrollo de productos o cuando las unidades de negocio compartan una fuerza de ventas o una marca.
En estas circunstancias, el éxito depende de si:
- los participantes se han comprometido a trabajar juntos; la colaboración requiere un compromiso emocional;
- los participantes tienen un gran respeto por las competencias de los demás en el tema de la colaboración o existe una actitud natural entre los participantes, debido a sus conocimientos o experiencia técnicos; y
- los participantes tienen las habilidades y el permiso para negociar de forma creativa los costes y las ventajas.
Antes de establecer una relación de colaboración, evalúe si es realmente necesaria y si se pueden crear las condiciones para el éxito. Y no lo vea como una solución permanente. Debería intentar hacer la transición a una forma de interacción más sencilla, como una relación de equipo o entre el cliente y el proveedor. En estos formularios hay mecanismos claros para resolver los desacuerdos.
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