At Your Best
Una guía sencilla para vencer el agotamiento y empezar a prosperar.
¿Sientes que nunca hay tiempo suficiente? Trabajas duro todo el día, pero logras poco de lo que querías. Mientras tanto, tus objetivos vitales se alejan.
El ajetreo es una característica inherente a la vida. Las distracciones están por todas partes. Es probable que estés sobrecargado de trabajo y de compromisos. Pero el caso es que tanto estrés afecta gravemente a tu salud. Te mereces más. Es hora de quemar el guión del estrés y dejar de vivir a un ritmo insostenible.
Puede que no lo parezca, pero lo cierto es que tienes tiempo. Tienes la misma cantidad que las personas más productivas de la Tierra. La cuestión es cómo lo empleas.
En este resumen, descubrirás por qué no basta con gestionar tu tiempo. Basándose en la experiencia de la autora recuperándose del agotamiento, aprenderás a alinear tus tres activos principales -tiempo, energía y prioridades- para evitar el agotamiento y empezar a vivir de la mejor manera posible.
En este resumen, aprenderás
- cómo se secuestran tu enfoque y tus prioridades;
- cómo se desvían tus prioridades de tu trabajo
- por qué tus zonas de energía son la clave del éxito;
- y
- el fino arte de decir que no, con amabilidad.
- Por qué tus zonas de energía son la clave del éxito.
- En 2006, las cosas parecían ir excepcionalmente bien para el autor Carey Nieuwhof. Con sólo treinta y tantos años, su organización había crecido más de lo que nadie esperaba. Estaba felizmente casado con su novia del instituto y tenían dos hijos sanos.
- Pero por dentro, la historia era distinta. Nieuwhof describe las exigencias profesionales como casi insoportables, y estaban afectando a su salud y a su vida familiar. Se había visto inmerso en una espiral de estrés y empezó a soñar con abandonarlo todo por una hamaca en Fiyi.
- Tenía que haber otra forma. Cuando Nieuwhof empezó a recuperarse del agotamiento, descubrió tres activos clave para construir una vida de la que no quería escapar.
- El mensaje clave aquí es: Prosperar es cuando tu tiempo, tu energía y tus prioridades están sincronizados.
- En su búsqueda de un ritmo de vida que pudiera mantener, se fijó en lo que hacían tan bien otras personas de alto rendimiento. Descubrió que no sólo gestionaban su tiempo. También tenían una estrategia para aprovechar su energía y sus prioridades, de modo que las tres cosas funcionaran a su favor y no en su contra.
- En cuanto puso en sintonía estos tres activos clave, no sólo se recuperó del agotamiento profesional, sino que se encontró floreciendo física y espiritualmente, y con su familia.
- El primer activo clave es la gestión del tiempo.
- El primer activo clave es el tiempo dedicado. Una de las razones por las que nunca tienes suficiente es que no enfocas tu tiempo. Probablemente tratas todas las horas por igual, pero no es así. Tu tiempo se lo comen las distracciones y las pequeñas tareas. El día se te escapa y no llegas a ocuparte de las cosas importantes.
- Aunque la mayoría de la gente sabe que compite contra el tiempo, pocos piensan en su energía, el segundo activo clave. Cuando no aprovechas tus niveles personales de energía, acabas malgastando tu tiempo más productivo y valioso, dejándote poca energía para las tareas importantes.
- El tercer y último activo clave es la energía.
- El tercer y último activo clave son las prioridades. Tus prioridades pueden verse fácilmente secuestradas cuando permites que otros determinen lo que haces cada día, ya que te obligan a centrarte en sus prioridades y no en las tuyas. La clave está en aprender a decir no y sentirse bien por ello.
- En este resumen, exploraremos cómo escapar de la espiral del estrés y, en su lugar, vivir en su opuesto -el ciclo de prosperidad- alineando tu tiempo, energía y prioridades.
- Son las 2 de la tarde y estás intentando centrarte en la presentación de tu colega, pero prácticamente necesitas palillos para mantener los párpados abiertos. ¿Te suena?
- Puede que te hayas dado cuenta de que tu energía aumenta y disminuye a lo largo del día. Esto es perfectamente normal. Incluso para los médicos. Los investigadores han descubierto que la tasa de acontecimientos adversos entre los anestesistas, por ejemplo, aumenta a medida que avanza el día.
- Lo importante es que te sientas bien.
- Lo importante es comprender tu ciclo energético para que pueda funcionar a tu favor.
- El mensaje clave aquí es: Centra tu tiempo descubriendo tus zonas energéticas.
- Aunque el ciclo energético de cada persona es diferente, si eres como la mayoría, tienes entre tres y cinco horas al día en las que estás en tu mejor momento. El autor llama a esto tu zona verde y se caracteriza por estar concentrado, ser productivo y estar de buen humor.
- A pesar de disponer de un número limitado de horas de alta energía, muchas personas utilizan su preciada zona verde de forma aleatoria y no estratégica para cosas como reuniones rutinarias o responder correos electrónicos. En lugar de eso, este tiempo debería utilizarse para tus tareas más importantes y exigentes.
- ¿Y las demás horas del día? Tu zona amarilla es cuando no te sientes ni mejor ni peor. No es un páramo: En la zona amarilla puedes hacer muchas cosas, pero no las mejores.
- Tu zona roja es cuando estás con tu energía más baja. Te sientes perezoso y te cuesta prestar atención. Es cuando realmente tienes que forzarte para hacer casi cualquier cosa.
- Durante los próximos días o semanas, tómate tu tiempo para descubrir tu propio ciclo energético. Date cuenta de cuándo te sientes mejor, preparado para afrontar cualquier cosa. O cuando lo único que quieres es echarte una siesta. Utiliza las zonas verde, amarilla y roja para dibujar tu propio reloj de energía y las horas que pasas en cada zona.
- Algunas notas para ayudarte: Las horas de tu zona verde no son necesariamente consecutivas. Por ejemplo, las mejores horas del autor son entre las 7:00 y las 11:00. Luego tiene otro chute de energía alrededor de las 13:00.
- Cuidado con la zona verde.
- Tampoco es necesaria la perfección. Las cosas pueden cambiar de un día para otro, simplemente sé lo más honesto y preciso posible. Por último, no estires demasiado tu zona verde, sólo irá en tu contra. De tres a cinco horas es normal y suficiente para vivir en el ciclo de prosperar.
- En el siguiente resumen, exploraremos los tipos de tareas que deberías hacer en cada zona.
- Has identificado tu ciclo de energía, sabes cuándo estás en tu zona verde y te sientes con energía. También sabes cuándo la energía empieza a frenar hacia tus zonas amarillas. Y, por último, sabes en qué momentos del día te cuesta realizar la mayoría de las tareas en tus zonas rojas. Entonces, ¿qué debes hacer realmente en cada zona?
- El mensaje clave aquí es: Aprovecha tu energía haciendo tu mejor trabajo cuando te encuentres en tu mejor momento.
- Prosperar consiste en maximizar tu zona verde completando las tareas que más importan: tus dones, tu pasión y tu impacto.
- Tus dones, tu pasión y tu impacto.
- Tus dones incluyen cualquier cosa que te resulte fácil y que a otros les resulte difícil; los talentos únicos en ti. Por ejemplo, el autor puede hablar delante de grandes audiencias sin mucha preparación ni notas, algo que aterroriza a muchos.
- Pero no te olvides de tus dones.
- Pero no te conformes con las aptitudes naturales. Tu zona verde también sirve para desarrollar esos dones. Aprovecha este tiempo para mejorar tus habilidades, aprender algo nuevo y practicar.
- Tu pasión es lo que te apasiona.
- Tu pasión es lo que te gusta hacer. Lo más probable es que te apasione aquello en lo que eres bueno, pero tu pasión puede ir más allá de tus dones. Busca actividades que te den energía en lugar de agotarte, que te resulten gratificantes o sin las que no puedas vivir. Pueden ser aficiones o pasar tiempo con tus seres queridos.
- Por último, centra tu zona verde en las tareas que marcan la mayor diferencia. Suelen ser las responsabilidades principales que aportan el mayor valor a tu organización. O grandes objetivos vitales, como escribir un libro. Pregúntate: ¿Qué quiero conseguir con mi vida? Dedica el tiempo de tu zona verde a conseguirlo.
- Una vez que te hayas quitado de encima las tareas importantes durante tu zona verde, estarás libre para hacer trabajos menos exigentes. Utiliza tus zonas amarillas para tareas moderadamente importantes o de energía media. Por ejemplo, podrías celebrar reuniones o enviar correos electrónicos a toda la empresa.
- Tus zonas rojas son para tus tareas menos importantes. Podrías ocuparte de los correos electrónicos, realizar tareas administrativas rutinarias y hacer ejercicio durante estas horas. Es importante que recuerdes que tu zona roja no es para tomar decisiones críticas ni para tareas delicadas, como abordar conflictos interpersonales.
- Ahora, tómate un tiempo para trazar tus tareas y objetivos en cada zona. Todo lo que es importante, energizante y se te da bien va a la zona verde. ¿Qué tareas puedes dejar para las zonas amarillas? ¿Y cómo puedes emplear mejor las horas de poca energía de las zonas rojas?
- Te acomodas en tu escritorio y abres el calendario. Para tu total sorpresa, está completamente vacío. Desde las 8:30 hasta las 16:30 no hay ni una sola cita. Esto es perfecto, piensas. Por fin puedes empezar ese gran proyecto con el que has estado soñando. Quizá escribir una nueva entrada en tu blog. Pero entonces... llaman a la puerta.
- Un colega sólo necesita cinco minutos, que se convierten en 20. Mientras tanto, tu bandeja de entrada se ha llenado y hay convocada una reunión de urgencia por la tarde. Cuando por fin vuelves a tu mesa, el día está a punto de terminar. ¿Qué ha ocurrido? Has trabajado todo el día pero has conseguido cero objetivos.
- El mensaje clave aquí es: Realiza tus prioridades centrándote en las tareas adecuadas y luchando contra las distracciones.
- Lo que ocurrió es que tus prioridades fueron secuestradas por distracciones y tareas que no priorizaste. Te pasaste el día reaccionando a todo lo que se cruzaba en tu camino. Estas tareas aparentemente urgentes pero sin importancia se comen tu tiempo si se lo permites.
- Minimiza las distracciones.
- Minimizar las distracciones es esencial. En nuestra cultura impulsada por la tecnología, todo compite por tu atención. Un estudio descubrió que la persona media toca su smartphone ¡2.617 veces en un solo día! No es de extrañar que no puedas concentrarte. Así que asegúrate de apagar esas notificaciones.
- También ayuda hacer tu mejor trabajo en tu mejor entorno. En eso eres como una planta, necesitas el ecosistema adecuado para prosperar. Prepárate para el éxito creando un espacio de trabajo acogedor y libre de distracciones.
- En realidad, siempre habrá tareas urgentes e importantes que ocupen tu tiempo, como atender una llamada del jefe o preparar esa presentación. Pero la clave para maximizar tu zona verde es saber qué tareas priorizar. Esto es más fácil decirlo que hacerlo, como sabe cualquiera que haya perdido un día entero.
- Una estrategia útil es centrarse en actividades de alto rendimiento. El economista italiano Vilfredo Pareto observó que el 20% del esfuerzo suele producir el 80% de los resultados. El autor se dio cuenta de que unas pocas prioridades básicas, como ofrecer un gran contenido y fomentar una cultura de trabajo saludable, impulsan el valor de su organización.
- Estas actividades importantes pero no urgentes son exactamente las que te ayudan a cumplir los objetivos, a causar impacto y a situarte en el ciclo de prosperidad. Sin embargo, es muy fácil relegarlas al final de tu lista de tareas. Eso se debe a que las consecuencias de saltárselas suelen ser mínimas.
- Pero los beneficios que obtienes de ellas son mínimos.
- Pero los beneficios que experimentas al dejar espacio cada día para tus prioridades se pagan exponencialmente.
- De niño, el autor pasaba mucho tiempo en casa de su abuela. Todos los días, a las diez en punto, llamaba su amiga Nancy. La abuela siempre contestaba, pero a regañadientes porque Nancy podía hablar durante horas. La abuela nunca encontró una forma educada de cortar la llamada, y a veces solicitaba la ayuda de su nieto para salvarla.
- Has aprendido que todas las cosas equivocadas suelen querer tu atención, secuestrando tu foco y tus prioridades. Pero, ¿y las personas? Las relaciones son importantes y tampoco quieres ser mezquino.
- El mensaje clave aquí es: Da prioridad a las relaciones adecuadas y aprende a decir que no.
- Es tristemente cierto que las personas que quieren tu tiempo rara vez son las que deberían tenerlo. En el trabajo, son los que no rinden lo suficiente y no parecen querer mejorar, o las personas agotadoras que te arrastran a su drama. Mientras tanto, las personas que más merecen tu tiempo rara vez te lo piden.
- ¿Recuerdas el principio de Pareto del último resumen? También es relevante aquí. Invierte en lo mejor de ti: Dedica el 80% de tu tiempo a tus mejores trabajadores, a las personas que te dan energía y a las que más te importan. La realidad es que, si no priorizas en quién inviertes tu tiempo, otros decidirán por ti.
- El antropólogo británico Robin Dunbar teorizó que existe un límite en el número de relaciones significativas que los seres humanos pueden cultivar. ¿Cuántas?
- Bien, imagina tres círculos concéntricos. Tus tres a cinco amistades más profundas están en el centro. Son personas con las que te relacionas una vez a la semana. El segundo círculo incluye de 12 a 15 personas de tu grupo de simpatía con las que conectas, digamos, una vez al mes.
- En el círculo más externo está tu red ampliada. La mayoría de la gente tiene capacidad para unas 150 personas, aproximadamente el tamaño de las antiguas aldeas humanas. El marco de Dunbar ayuda a demostrar que no es necesario que trates a todas las personas de tu vida por igual, ya que tu capacidad para establecer relaciones diferentes es limitada.
- Sin embargo, la forma de navegar por la red no es fácil.
- Aún así, navegar por las demandas de tu tiempo forma parte de la vida. Es importante tener una estrategia clara para decir no, o te inclinarás por el sí. Intenta decir que no con delicadeza, para no quemar puentes ni herir sentimientos.
- Por ejemplo, dile a la gente que no está de acuerdo contigo.
- Por ejemplo, di a la gente que te encantaría reunirte con ellos, lo que probablemente sea cierto; expresa tu empatía por no poder, pero sé firme; redirígeles a otra persona o recurso para que te ayuden; y, por último, expresa tu gratitud por pensar en ti y tenderte la mano.
- Hace unos años, el autor compró un todoterreno nuevo y en poco tiempo había acumulado más de 300.000 kilómetros. Seguía en perfecto estado y la gente no paraba de preguntarle cómo conseguía un kilometraje tan bueno. Pero no había ningún misterio: simplemente lo llevaba siempre a las revisiones recomendadas.
- Arreglar algo antes de que se rompa suele ser más fácil y menos costoso que después de que se rompa. Todos sabemos que el estrés forma parte de la vida. También lo es el cambio. Y tanto el estrés como el cambio pueden amenazar con arrastrarte de nuevo a una espiral de estrés. Así que vamos a explorar algunas estrategias para mantener la prosperidad y evitar la ruptura.
- El mensaje clave es: La vida pasa. Céntrate en lo que puedes controlar y recalibra cuando sea necesario.
- La primera estrategia es programar todas tus prioridades, incluido el tiempo con tu familia. Esto se debe a que un espacio en blanco en tu calendario puede ser una trampa. Cuando el autor estaba en una reunión del consejo, por ejemplo, se encontró a sí mismo diciendo que sí a una barbacoa el sábado porque su agenda estaba despejada.
- Ten en cuenta que la semana nunca saldrá perfectamente como la habías planeado, y no pasa nada. No busques la perfección. Pero programar todas tus prioridades te ayuda a mantenerte en el buen camino.
- Dicho esto, muchas personas sienten que no tienen control sobre sus calendarios. Puede que pienses que estas estrategias son fáciles de poner en práctica si eres el jefe, pero la realidad es que algunos trabajos tienen muy poca flexibilidad.
- Si realmente has mirado tu calendario con sinceridad y no encuentras margen de maniobra, puedes intentar tener una conversación con tu jefe para ver si se puede cambiar algo. Por ejemplo, podrías ajustar tu hora de inicio para que se adapte mejor a tu zona verde.
- Aunque no tengas mucho control sobre las 40 horas que trabajas a la semana, sigue habiendo 128 horas que son completamente tuyas. Por supuesto, la vida doméstica puede ser muy ajetreada, especialmente en determinadas etapas de la vida, como criar a los hijos pequeños, cuidar a un padre enfermo o afrontar problemas de salud.
- A veces, tu enfoque de la vida laboral puede ser diferente.
- A veces tu enfoque puede necesitar un reinicio para adaptarse a tu etapa vital. Por ejemplo, si tienes un bebé en camino, puede que no sea el momento adecuado para iniciar un proyecto ambicioso o intentar perder 10 kilos.
- Si alguna vez te sientes desviado de tu ciclo de prosperidad, haz un seguimiento de cómo estás empleando realmente tu tiempo. ¿Han cambiado tus zonas? ¿Qué te hace perder el tiempo? ¿Cómo han cambiado las prioridades? Lo mejor es aceptar el cambio, porque acabará ocurriendo.
- Ser absorbido por la espiral de estrés y ajetreo de la vida moderna no es en absoluto inevitable. En lugar de eso, descubre tus zonas de energía y haz que trabajen para ti. Haz tu mejor trabajo cuando estés en tu mejor momento, priorizando ese tiempo para centrarte profundamente en las actividades y las personas que más te importan. Cuando trabajas con tu ciclo de energía, centras tu tiempo y dejas de permitir que te secuestren tus prioridades, puedes empezar a prosperar en todos los ámbitos de la vida.
- Y aquí tienes un ejemplo de cómo puedes conseguirlo.
- Y aquí tienes más Consejos Accionables:
- Toma decisiones categóricas. Una forma fácil de recuperar tiempo es dedicar menos tiempo a tomar decisiones. Las decisiones categóricas te permiten hacer una elección que elimina docenas de otras. Por ejemplo, en tu vida laboral podrías acordar sólo reunirte en equipo en determinadas fases de un proyecto para reducir el tiempo dedicado a reuniones, o sólo trabajar con clientes de un determinado sector. En tu vida personal podrías tomar la decisión categórica de elegir tres organizaciones benéficas a las que apoyar cada año, quitándote así la presión de encima cuando alguien te pida un donativo. Una vez que hayas acordado las categorías, cíñete a ellas, y sólo haz excepciones cuando sea absolutamente necesario.