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Sustainable business practices

Un Bretton Woods para el siglo XXI

por Don Tapscott

Si es el líder de una gran organización (o solo de usted) que se preocupa por mejorar el mundo, he aquí una pregunta que debe tener en cuenta: ¿Cómo participará en las redes de soluciones globales que gestionan cada vez más los problemas del mundo?

Una red de soluciones globales es un grupo de partes independientes que se han unido en torno a un problema o tarea global que todos consideran importante, pero que ninguno puede gestionar por sí solo. Se convierten en una red cuando comienzan a comunicar y coordinar sus actividades para progresar, en lugar de trabajar de forma unilateral y competitiva (como, por ejemplo, hace una industria en una economía de mercado).

Por supuesto, los esfuerzos cooperativos para resolver los problemas compartidos han surgido en el pasado. En los negocios, los mejores ejemplos han sido las redes de estándares. Pero los mayores males sociales y económicos del mundo los han abordado las reuniones de estados nacionales. El modelo de cooperación mundial se forjó después de la Segunda Guerra Mundial, cuando representantes de 44 países se reunieron en Bretton Woods (New Hampshire); la labor que realizaron allí llevó al Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, las Naciones Unidas, el G8, la Organización Mundial del Comercio y más.

Una vez que instituciones estatales como estas se afianzaron, se hizo difícil imaginar otras formas de abordar los desafíos sociales que se extendían por todo el territorio, los problemas humanos que, en palabras de Kofi Annan, el exsecretario general de la ONU, «no se adjuntan permanentemente a los pasaportes nacionales». Pero con el tiempo también ha quedado claro que estas instituciones no están a la altura de las circunstancias. El progreso en muchos frentes está estancado.

Dos avances importantes de las últimas décadas han sentado las bases de un nuevo modelo. En primer lugar, Internet ha creado los medios para que los participantes de todos los tamaños, incluso personas, se comuniquen, aporten recursos y coordinen las acciones. Ya no necesitamos que los funcionarios del gobierno se reúnan para que el resto de nosotros alineemos nuestros objetivos y esfuerzos. En segundo lugar, las empresas han adquirido la capacidad, en virtud de su escala internacional y su creciente afán de ser fuerzas del bien, de desempeñar un papel importante en los esfuerzos cooperativos mundiales. No había ninguna empresa en la mesa en Bretton Woods, pero hoy en día las empresas colaboran de forma rutinaria con otros sectores para abordar cuestiones de sostenibilidad, justicia social y bienestar público.

Ya no necesitamos que los funcionarios del gobierno se reúnan para que el resto de nosotros alineemos nuestros objetivos y esfuerzos.

Las redes de soluciones globales conducen a la cooperación, la gobernanza y la resolución de problemas, y permiten un progreso más rápido y sólido que el que podrían lograr las instituciones estatales. Si lo duda, mire cómo los dos modelos abordan el cambio climático. Las instituciones estatales se han movilizado reuniéndose en Cancún, Copenhague, Río… y hasta ahora no han logrado alinear un plan para reducir ni un 6% las emisiones de carbono. Mientras tanto, unos 20 millones de personas se han unido al Proyecto de Realidad Climática y a otras redes autoorganizadas y ya están tomando medidas. ¿Qué es proporcionar un mejor liderazgo para salvar el planeta?

A medida que proliferan las redes de soluciones globales (una investigación en Rotman ya ha identificado 10 tipos), las empresas se encuentran en una posición ideal para desempeñar un papel integral. El desafío está claro: ahora tiene que pensar estratégicamente en qué participará y cómo. ¿Actuará su organización de forma aislada y abordará únicamente los problemas que pueda resolver sin ayuda de nadie? ¿O se unirá a las buenas luchas que se están librando a escala mundial y dejará el mundo mucho mejor?