7 preguntas para descifrar las prioridades de su jefe
por Melody Wilding

Probablemente sepa que para tener éxito en su puesto, necesita alinearse con las prioridades de su jefe. En un mundo ideal, todos los jefes serían claros sobre sus expectativas y proactivos a la hora de compartir lo que tienen en mente. Pero en realidad, la mayoría de los jefes pueden ser frustrantemente vagos. Puede que le lancen una explicación farragosa que le deje más confuso que cuando empezó. O tal vez le digan que “siga haciendo lo que está haciendo” o le aparten bruscamente mientras se apresuran a cumplir su siguiente compromiso.
Es probable que su jefe no esté intentando ser difícil. Muchos directivos reciben instrucciones poco claras de sus propios jefes. Algunos nunca han aprendido a articular una visión o a traducir los objetivos a gran escala en directrices cotidianas. Otros están abrumados y simplemente no tienen tiempo para pensar estratégicamente sobre lo que realmente necesitan de su equipo.
Aprender a meterse en la cabeza de su jefe puede sonar como un trabajo emocional adicional, pero en realidad le pone en control de la satisfacción de su carrera. Cuando pueda descifrar sus necesidades, podrá priorizar el trabajo promocionable y posicionarse como un socio estratégico para los que están por encima de usted.
Conseguir estas percepciones requiere hacer preguntas más inteligentes, que ayuden a su jefe a abrirse sobre sus retos y necesidades más profundas. Aquí tiene siete que puede probar:
1. ¿Qué objetivos discute con su jefe?
Esta pregunta revela lo que influye en las evaluaciones de rendimiento, las primas y la trayectoria profesional de su jefe. ¿Qué métricas mencionan en primer lugar? ¿Alguna difiere de la que usted suele seguir? Fíjese si se sumergen en un cálculo específico o se entusiasman con ciertas cifras. Puede utilizar esta perspectiva para presentar su trabajo de forma que importe a los altos cargos, lo que facilitará la obtención de recursos y reconocimiento para su equipo.
2. ¿Qué le quita el sueño cuando piensa en nuestro equipo o en nuestros proyectos?
A diferencia de la pregunta sobre los retos generales, que a menudo obtiene una respuesta enlatada, formular esta pregunta tiende a suscitar una respuesta más sincera. Invita a la vulnerabilidad de un modo que genera confianza y crea una oportunidad para ayudar a resolver los problemas. Es posible que señale antes los riesgos, sugiera mejoras en los procesos o les quite trabajo de encima en áreas estresantes, convirtiéndole en un asesor de confianza que les ayude a dormir mejor por la noche.
3. ¿Qué acciones o cambios le permitirían mirar atrás dentro de 90 días y decir “Vaya, eso realmente marcó la diferencia”?
El plazo es clave. Noventa días es tiempo suficiente para lograr algo significativo, pero lo suficientemente corto como para sentirlo tangible y específico. Si su jefe le da una respuesta vaga como “perfeccionar nuestra estrategia”, pregúntele: “¿Cuál es el cambio que podríamos hacer en nuestra hoja de ruta que tendría el mayor impacto al final del trimestre?”. Si siguen sin tenerlo claro, ofrezca una binaria: “¿Le impresionaría más que duplicáramos nuestros clientes empresariales o que aumentáramos los ingresos por cliente en un 40%?”.
4. ¿En qué desearía tener más tiempo para trabajar?
Esta pregunta desvela lo que le importa a su jefe pero que sigue siendo dejado de lado por las tareas urgentes. Quizá desearía tener más tiempo para crear documentación, entablar relaciones con otro equipo o analizar los comentarios de los clientes.
Intente encontrar una solución beneficiosa para todos: una forma de que su jefe pueda recuperar tiempo mientras usted obtiene una oportunidad de crecimiento. Podría sugerir: “Sé que quiere centrarse en la planificación de la conferencia del año que viene. ¿Por qué no dirijo nuestras reuniones de equipo durante las próximas semanas para ayudarte a crear un espacio para hacerlo?” o “Me encantaría trabajar más estrechamente con la junta directiva. Podría preparar las actualizaciones de nuestro departamento para que usted pueda trabajar en el presupuesto que pidieron”.
5. ¿Qué aspecto tiene un buen rendimiento? ¿Un gran rendimiento?
Deje que su jefe exponga las “buenas” expectativas sin intervenir. Luego haga una pausa y diga: “Gracias. Eso es muy útil. Ahora dígame: ¿cómo es un gran rendimiento?”. Esa pausa y ese énfasis a menudo conducen a una discusión sobre cómo superar las expectativas y revelan lo que realmente importa más allá de las habilidades técnicas. Su jefe podría empezar a hablar de cómo los grandes ejecutores navegan por la política de la oficina o explican cuestiones complejas a personas no expertas.
6. ¿Qué tendencias emergentes deberíamos tener en cuenta y capitalizar potencialmente?
Su jefe mantiene conversaciones a las que usted no está al tanto sobre los cambios internos, los cambios en la industria y las preocupaciones de los ejecutivos. Se sientan en reuniones a puerta cerrada, ven las proyecciones financieras antes de tiempo y escuchan las amenazas del mercado meses antes de que se hagan públicas. Su respuesta le da una idea de lo que puede condicionar su motivación y sus decisiones en las próximas semanas y meses. Cuando se produzcan cambios, entenderá por qué y estará preparado para adaptarse.
7. ¿Puede ayudarme a entender cómo se compara [proyecto o tarea] con otras tareas que tengo entre manos?
Esta pregunta le dice mucho sobre el proceso de toma de decisiones de su jefe, incluida la razón por la que ciertas prioridades se elevan a lo más alto mientras que otras pasan a un segundo plano. Cuando necesite poner límites, puede reflejarle su propia lógica. En lugar de decir simplemente: “Estoy al límite de mi capacidad”, puede decir: “Usted ha mencionado que el lanzamiento del producto debe ser nuestro principal objetivo, lo que significa que tendré que despriorizar [nueva solicitud] para prestarle la atención que merece”. Además, les estará haciendo conscientes de su capacidad sin que parezca que se está quejando.
Preste atención también a lo que su jefe no dice. Fíjese en los temas que les entusiasman, en los que vacilan al hablar y en cuándo cambia su tono. La observación suele ser tan importante como la indagación.
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