3 mitos que impiden que la gente pida ayuda en el trabajo

Muchos de nosotros necesitamos flexibilidad y apoyo como nunca antes: para reprogramar una reunión en el último momento, para conseguir una prórroga de la fecha límite o para que nos remitan a alguien que pueda estar contratando. Aunque nuestro impulso puede ser dejar de pedir o aceptar ayuda a menos que sea absolutamente necesaria, pensar de esta manera puede crear normas en las que las personas son menos más probable que de costumbre busque ayuda y eso es contraproducente en estos tiempos difíciles. En cambio, deberíamos crear una cultura de búsqueda de ayuda. Pedir ayuda con comodidad y confianza requiere refutar una serie de percepciones erróneas que se han descubierto en las investigaciones, mitos que probablemente aumenten como resultado de la crisis actual.

••• La gente teme pedir ayuda a colegas y desconocidos en el mejor de los casos. Les preocupa quedar mal, que los rechacen, imponer a los demás hacer malabares con las responsabilidades familiares y laborales o ocupar recursos valiosos. Ahora que estamos haciendo frente a una pandemia, muchos de estos temores parecen enormes. Pero la realidad es que muchos de nosotros necesitamos flexibilidad y apoyo como nunca antes: reprogramar una reunión en el último momento, conseguir una prórroga de la fecha límite o que nos remitan a alguien que pueda estar contratando. Aunque nuestro impulso ahora mismo puede ser dejar de pedir o aceptar ayuda a menos que sea absolutamente necesaria, pensar de esta manera puede crear normas en las que las personas son _menos_ más probable que de costumbre busque ayuda y eso es contraproducente en estos tiempos difíciles. En cambio, deberíamos crear una cultura de búsqueda de ayuda. Pero pedir ayuda con comodidad y confianza requiere refutar una serie de percepciones erróneas que se han descubierto en las investigaciones, mitos que probablemente aumenten como resultado de la crisis actual. ### **Mito 1: Pedir ayuda le hace quedar mal** A menudo nos preocupa que pedir ayuda en el trabajo sea una señal de incompetencia o debilidad. Además, en una crisis podría parecer más seguro mantener la cabeza agachada y no causar sensación. Sin embargo, la investigación revela que esas preocupaciones son en gran medida infundadas. En uno[estudio](https://pubsonline.informs.org/doi/pdf/10.1287/mnsc.2014.2054?casa_token=B2hG7kp4UsEAAAAA%3AKXD172gHbHQ40rudylwTdiI_G6VPBwh7o6mxITez4uMCNBTOnED056xL_TQlpFt4WUXxQj_sew&), pedir ayuda con una tarea sencilla no tuvo ningún impacto negativo en la percepción de la competencia. Más que eso, en el mismo estudio, pedir ayuda con una tarea difícil se tradujo en una mayor percepción de competencia. Así que no solo es un mito que pedir ayuda le haga quedar mal, sino que en algunos casos incluso puede pintarlo de una manera más positiva. Si bien es cierto que buscar ayuda puede exponer nuestras vulnerabilidades y limitaciones, es menos probable que las personas nos juzguen negativamente por revelar nuestras imperfecciones de lo que pensamos. ### **Mito 2: Si pido ayuda, me rechazarán** Otra razón por la que podemos abstenernos de pedir ayuda es el miedo a escuchar «no». Esta preocupación también puede verse exacerbada por la crisis actual, ya que suponemos que otros ya tienen demasiado que hacer. Pero, de nuevo, las investigaciones muestran que la gente nos sorprende con regularidad, tanto con[dispuesto](https://psycnet.apa.org/record/2008-08084-009) son para ayudar y cuánto[esfuerzo](https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S0749597815302004) están dispuestos a esforzarse por ayudarnos. En un estudio, los participantes subestimaron tanto el número de personas que aceptarían ayudarlas a completar una tarea de trivia por la que podrían ganar una bonificación como el esfuerzo que cada persona se esforzaría por hacerlo (es decir, el número de preguntas que respondería). En otro estudio, los participantes subestimaron el esfuerzo que un antiguo colega dedicaría teóricamente a escribirles una carta de recomendación. Todo esto significa que no solo es más probable que las personas digan «sí» de lo que pensamos, sino que cuando están de acuerdo y, en contra de las expectativas, tienden a ir más allá. ### **Mito 3: Incluso si alguien acepta ayudar, no le gustará hacerlo****  ** Cuando pensamos en pedir ayuda a alguien, solemos centrarnos en los costes que le estamos imponiendo —el esfuerzo y las molestias— que parecen una imposición. Al mismo tiempo, solemos pasar por alto las ventajas que tiene para ayudar a un colega. Las investigaciones han descubierto que las buenas sensaciones que se obtienen al hacerle un favor a alguien, lo que a veces se denomina»[cálido resplandor» de ayudar](https://psycnet.apa.org/record/1977-12557-001), puede ayudar a sacar a una persona de un estado emocional negativo, y eso ayudar a los demás también puede contribuir a [bienestar](https://psycnet.apa.org/buy/2013-04859-001). Esto significa que tener la oportunidad de ayudar a otra persona _ahora mismo_ puede tener un efecto que levante el estado de ánimo. Pedir ayuda a alguien ofrece otra ventaja, tanto para usted como para la persona que lo ayuda: sentimientos de conexión social. A pesar de que estamos distanciados físicamente de las personas, podemos mantener e incluso fortalecer nuestras relaciones pidiendo apoyo. La investigación encuentra el[beneficios emocionales](https://dash.harvard.edu/handle/1/11148070) de ayudar son aún mayores cuando fomentan la conexión social. Tener la oportunidad de ayudar a una persona específica a veces puede resultar más gratificante desde el punto de vista emocional que incluso donar a una organización benéfica, ya que implica una conexión personal. Y si pide algo y recibe un «no», no se preocupe. Si bien nuestra reacción precipitada es atribuir «no» a algo negativo de nosotros mismos, lo que preguntamos o la ayuda general de la otra persona, la mayoría de las veces los «no» son producto de las circunstancias. Es probable que esto sea aún más cierto durante una crisis. Si pregunta en otro momento o se lo pregunta a otra persona,[investigación](https://journals.sagepub.com/doi/abs/10.1177/1948550613490967) demuestra que con el tiempo es probable que consiga lo que necesita. Este es un momento en el que deberíamos sentirnos más, no menos, cómodos pidiendo y aceptando ayuda. Hay pruebas de sobra de que es menos probable que otros nos juzguen y más probabilidades de que nos ayuden (y disfruten haciéndolo) de lo que pensamos.